En los pequeños detalles es donde se logran las permanencias. Todo eso lo cuidaba mucho Unai Emery, consciente de que una tarjeta de más o de menos podía condicionar enormemente al equipo en jornadas venideras.

En el enfrentamiento ante el Osasuna el actual cuerpo técnico rojiblanco pecó de falta de previsión. Antes del pitido inicial era público y notorio que Trujillo (titular), Tébar y Azeez (suplentes) sumaban cuatro cartulinas amarillas y, por tanto, estaban al borde de la suspensión.

En esa tesitura también se encuentra el lesionado Dubarbier, y a la misma se unía Suso en el primer minuto de juego, al ver la novena amarilla en lo que va de curso, con lo que el futbolista gaditano está a una tarjeta de su segundo ciclo de sanción.

Incomprensiblemente, incluso en los minutos finales del duelo frente a los navarros, el cuerpo técnico rojiblanco permaneció impasible sin dar la orden a sus jugadores de ver la quinta, con lo que habrían cumplido la sanción en un feudo difícil para puntuar como es el Bernabéu, quedando su cuenta a cero para recibir al Celta y todo lo que está por venir.

Para Trujillo, que no se ha perdido un partido en todo el curso, era la ocasión idónea, por mucho que le impidiera mostrarse en el escaparate merengue. Azeez, que saltó al campo en la segunda mitad, también pudo forzar la amarilla, mientras que Tébar, con alguna protesta desde el banquillo habría conseguido igual resultado. Nadie dio la orden y ahora no sirven los lamentos.