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Ricciardo se reconcilia

  • El australiano, que en 2016 dejó escapar el triunfo en Montecarlo por un fallo estratégico, vence dominando de principio a fin

  • Alonso abandona por un fallo mecánico y Sainz, décimo

Daniel Ricciardo celebra de pie sobre su Red Bull la victoria en el Gran Premio de Mónaco.

Daniel Ricciardo celebra de pie sobre su Red Bull la victoria en el Gran Premio de Mónaco. / SRDJAN SUKI / efe

Daniel Ricciardo (Red Bull) logró la victoria en el Gran Premio de Mónaco, que dominó de principio a fin desde la pole position, para reconciliarse con un circuito en el que era el máximo favorito y en el que se le negó el triunfo en 2016 por un error estratégico.

El piloto australiano pudo, por fin, alzar los brazos en Montecarlo y beber champán de su bota -una curiosa costumbre que ha tomado en los últimos tiempos y con la que rompió el protocolo monegasco- tras un fin de semana perfecto en el que dominó los entrenamientos libres, apabulló en la clasificación y supo aguantar en la carrera. "Llevo dos años esperando. Al fin encontré esa redención, pese a que tuve que lidiar con muchos problemas en carrera. Tenía falta de potencia, pensaba que todo se había terminado y llegué al final sólo con seis marchas", manifestó un emocionado Ricciardo a la conclusión.

"Esto es una revancha por lo de 2016", le dijo a su pupilo el jefe del equipo Red Bull, el inglés Christian Horner, mientras éste lloraba con su monoplaza aparcado.

No fue un camino de rosas para Ricciardo, con problemas del motor Renault desde el primer tercio de la prueba, lo que le obligó a cuidar su unidad de potencia y a llevar la carrera en un ritmo lento, recomendado por el equipo para no tener problemas con el coche. Tuvo como aliado el circuito, que prácticamente impide los adelantamientos y contuvo al Ferrari de Sebastian Vettel, que lo acosó en la primera mitad de carrera sin éxito, mientras el líder del Mundial, el británico Lewis Hamilton (Mercedes), se conformó con retener su tercera posición y minimizar daños.

Carlos Sainz (Renault) cerró una zona de puntos en la que transcurrió la mayor parte de la carrera Fernando Alonso (McLaren), hasta que en la vuelta 53 un problema de motor y una avería final de la caja de cambios lo obligaron a abandonar por primera vez en este 2018.

La salida del Gran Premio de Mónaco fue limpia, sin incidentes. Ricciardo mantuvo su posición de privilegio sin problemas mientras se producía la primera bandera amarilla, en el segundo sector, debido a un golpe recibido por el neozelandés Brendon Hartley (Toro Rosso).

Si el australiano de Red Bull se dedicaba a contener el ritmo del resto de los monoplazas durante las primeras vueltas, su compañero, el holandés Max Verstappen, que salió el último tras el choque en los entrenamientos del sábado que lo dejó sin clasificación, adelantaba un rival tras otro y con diez vueltas ya había ganado seis puestos.

El primer movimiento estratégico llegó en la vuelta 12, cuando Hamilton entró a cambiar neumáticos para poner un juego nuevo. Ricciardo, Vettel y Raikkonen reaccionaron acelerando el ritmo, aunque uno a uno no tardaron en hacer lo mismo, todos con ultrablandos, con el objetivo de acabar con ellos la carrera.

Alonso paró en la vuelta 19 y colocó el superblando (el compuesto más duro de los posibles), con lo que salió el décimo mientras Sainz se quedó decimotercero, aunque ganó dos puestos con las paradas del resto de monoplazas para quedar a las puertas de los puntos, den los que ya estaba Verstappen en la vuelta 23, décimo. El principal damnificado de los pasos por garajes fue el mexicano Sergio Pérez, que hizo una parada muy lenta por error de su equipo, Force India, que lo hizo mejor con Sebastian Ocon, que se marchó sexto y regresó octavo.

Ricciardo comenzaba a sufrir en la vuelta 28 cuando comunicaba a su equipo que detectaba pérdida de potencia en su motor y veía que Vettel se le echaba encima. El tapón del australiano y los problemas de los neumáticos de Vettel, Hamilton y Raikkonen provocaron una curiosa situación: que los pilotos de la zona delantera fueran mas lentos que los de la segunda mitad.

El que sufría muchísimos problemas era Alonso, que se quedaba sin potencia y que recibía desde el garaje la confirmación de que no se podía hacer nada por su coche. Tampoco tenía buenas perspectivas Sainz, al que Renault obligaba a dejar pasar a Hülkenberg, más rápido con los hiperblandos, lo que dejaba al español luchando con el pujante Verstappen, también con la goma mas rápida. La batalla de ex compañeros en Toro Rosso se la llevó el holandés en la chicane posterior al túnel y comenzó a batir vueltas rápidas.

Cuando parecía que la carrera estaba abocada a un final plácido, el piloto local, Charles Leclerc (Sauber) se quedo sin frenos en la salida del túnel y se llevó el alerón trasero del neozelandés Brendon Hartley (Toro Rosso), lo que obligó al coche de seguridad virtual a falta de seis vueltas para el final.

Esto obligaba a todos los pilotos a aminorar la velocidad y mantener el orden en la pista, por lo que ninguno de los favoritos optó por intentar la parada. Con cuatro vueltas para el final se reinició la prueba y Ricciardo aceleró en busca de la bandera a cuadros.

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