Horario unificado, el de las 18.00 horas del primer día laborable tras largo puente, y solo seis equipos de la Superliga 2020/2021 habrán concluido la primera vuelta de la fase regular del campeonato. Quedarán pendientes de determinar definitivamente su puesto en la clasificación, para elaborar los cruces de la Copa del Rey, incluso su pasaporte en algún caso, otros seis, más dos que no tienen opciones coperas y cuyo trabajo desde ya será eludir los últimos puestos. Es lo que la COVID-19 tiene, incertidumbre sobre todo, y apariciones puntuales que no solo afectan al equipo que contiene el caso o los casos, sino a quien le toca cruzarse con él en ese momento. Es cuestión del momento y del lugar, sin culpables ni inocentes, y misión de todos los equipos, que deben ‘jugar en equipo’ frente al virus.

Así, a Unicaja Costa de Almería aparentemente solo le rozó durante su visita a Urbia Uenergía Vóley Palma, el más afectado hasta el momento con Guaguas, que fue el primero, pero finalmente sí le ha alcanzado de lleno. Colito dio positivo en las últimas pruebas efectuadas a técnicos y plantilla antes de emprender la ‘gira del norte’, toda la semana en el otro extremo de España respecto a la provincia de Almería. En su experiencia se puede ver lo esquivo que es el coronavirus y lo bien que puede jugar al ‘escondite’. Dio negativo en antígenos, pero se aisló, como otros tres compañeros más directamente relacionados con el que fue el primer contacto de Palma, siendo la actitud responsable del club en ese momento fundamental para poder viajar hoy.

Al día siguiente comenzó a tener fiebre, se le practicó una PCR y salió negativo por segunda vez. Llegado el momento de cargar las maletas en el autobús oficial, una nueva PCR para todos a Colito le ‘enseñó’ dónde estaba escondida la COVID-19, por fin dio la cara y fue positivo. A seguir en casa. Sin relación con nadie más de la plantilla, y cumplido el plazo preventivo de cuarentena de sus compañeros, Unicaja Costa de Almería regresa a la competición con la sensible baja de su opuesto, para el que no hay recambio natural, obligando a Manolo Berenguel a poner en práctica uno de los planes alternativos, el ‘B’, el ‘C’ o el ‘D’, siempre utilizando las piezas de las que dispone, claro. A Cabezón de la Sal viaja la expedición ahorradora con todos negativos, sabiendo que el jueves, antes de emprender el recorrido por la cornisa cantábrica buscando Galicia, deberá repetirse de nuevo las pruebas en Santander.

En lo deportivo, y sabido que se afrontará al menos esta doble cita sin opuesto, se tiene mucho respeto a los dos rivales que tocan, el primero para acabar la primera vuelta ‘virtualmente’, porque restará el miércoles siguiente recuperar la duodécima jornada frente a Teruel, y el segundo para comenzar la segunda vuelta, que seguirá el sábado 19 en casa ante Guaguas. El equipo parte en la tercera plaza de la tabla camino de esta doble salida consecutiva ante Textil Santanderina y Arenal Emevé Lugo, y espera al menos conservar esa posición, porque para mejorarla no depende de si mismo, antes de afrontar la doble cita en el Moisés Ruiz contra el primero y el segundo. Tramo durísimo, cuatro partidos en diez días antes de las vacaciones de Navidad, también hay, de entrada, dudas razonables sobre los tres efectivos que no se han podido entrenar con normalidad estos días pasados.

Dicho todo eso, la expedición blanquiverde entiende que es el momento de dar, más que nunca, la cara, y afrontan este final de 2020, al que todavía le quedará la Copa de Andalucía para concluir (día 27 de diciembre), con absoluta determinación, como una piña, porque es el momento de estar más juntos que nunca. Sin adelantar para nada los acontecimientos, respeto absoluto a Vóley Textil Santanderina al que las cosas no han salido por el momento, con tres victorias nada más en lo que va de la primera vuelta. La primera fue en la jornada 4 sobre UBE L’Illa Grau, exequipo del entrenador cántabro para esta campaña, el argentino Marcelo de Stefano. Se logró un segundo triunfo consecutivo, jornada 5, por 2-3 ante Barça Vóley, y el último lo firmó en la jornada octava por 3-1 contra Almoradí. Tiene aplazado el partido frente a Melilla Sport Capital en el Matilde de la Torre.

Una de las canchas tradicionalmente más ‘calientes’ por su público y más frías por la climatología es la que toca a un mermado Unicaja Costa de Almería, siempre con el respeto y el cariño de la afición cántabra. Hay fichaje, además, el colocador Lucas Bermúdez, brasileño de raíces españolas recién llegado a la Superliga para suplir a su compatriota Felipe de Mello. Muy joven, pero de gran calidad, llega para tomar la responsabilidad de dirigir un ataque poderoso, hasta ahora en poder de un Chema Hernández, que llegó de Leganés como segundo colocador y que seguirá luchando por la titularidad. De Mello, por cierto, procedía del mejor Arenal Emevé Lugo de su historia, como también el opuesto Luis Martín, principal artillero local. Eso sí, el gran referente de ese equipo, año tras año, y van ya nueve campañas, es el central Fran Calzón. Bermúdez ya debutó en Boiro el fin de semana pasado, jugando como titular y todo el partido completo, en una derrota clara de su nuevo equipo.

Respecto al resto del conjunto cántabro más habitual, Renan Roberto Levandoski es el otro central titular, brasileño fichado esta temporada, una nacionalidad básica en la estrategia del club al sumar a su pareja de receptores, formada por Henrique Silva y Leonardo Almeida. También tiene minutos Adrián García, igualmente llegado desde Arenal Emevé Lugo. Muy nuevo este plantel, el primero de la época post José Ignacio Marcos, el líbero Unai Larrañaga es el cuarto fichaje desde el club lucense y el que más minutos juega, por encima del emblema local Chimo Bárcena. Hay en momentos puntuales protagonismo para el opuesto Martín Dimitrov, que De Stefano se llevó desde UBE L’Illa Grau, y para el central Aurelio Rodríguez. Los que menos han participado son el joven Fabián Corona y el ya veterano Óscar López. Como el final de los datos previos al encuentro, y como regreso al inicio, será dirigido por los asturianos Diego Rodríguez y Rubén Sánchez, el segundo, médico en primera línea frente a la COVID-19 desde el inicio de la pandemia.