De esa era conocida la dificultad que iba a suponer para Unicaja su primer test pretemporada, sobre todo porque era ante un Benfica que llegaba a tierras almerienses con cuatro semanas de trabajo ya a sus espaldas, el doble que las que lleva un cuadro ahorrador que cayó por 1-3 anoche en el Pabellón de Viator. Pese a la derrota, las sensaciones que dejó la contienda fueron en mayor parte buenas para el banquillo almeriense, ya que hay mucho margen de mejora y deben acentuarse cuanto antes los errores para saber lo que hay que pulir antes de que de comienzo la competición oficial, en la que el cuadro verde sí se jugará todo.

Pese a que el recinto viatorense no se llenó, sí que dio una calurosa acogida a Unicaja, que ya había disputado dos partidillos de entrenamiento ante un conjunto luso que fue más efectivo y que cometió menos fallos que el cuadro de la provincia de Almería. A Unicaja le falta rodaje, como es normal a estas alturas, y para colmo el opuesto venezolano Fayola, aunque dejó muy buenos detalles en el encuentro, sobre todo mostrando su potencia, llegaba a esta cita directamente desde el aeropuerto, sin descansar. Lo suponía un handicap más para los de Berenguel, a los que les costó muchísimo entrar en el primer set. Los portugueses, con más minutos de juego en sus piernas, con más rodaje, se impusieron por 23-25.

En el segundo, los ahorradores dieron mucha más guerra, se pusieron más a tono sobre la cancha y estuvieron mucho minutos dando la sensación de que podían igualar el partido, pero unos mínimos errores decantaron la balanza, nuevamente, del lado portugués (22-25). 0-2 para un Benfica que parecía tener la contienda ya en bandeja. Pero no fue así. Unicaja ganó en consistencia en el tercer set y se lo llevó por 25-22 acortando distancia en un choque que, sin embargo, finalmente se le escaparía en un cuarto set muy igualado en el que los almerienses, quizás por el cansancio, se desconectaron en sus minutos finales (19-25).