UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS

Más minutos para Arnau

  • Me gustó el aire fresco que proporcionaron Eguaras y, sobre todo, Arnau

  • Lo del catalán ya canta, es incomprensible la ausencia de minutos que tiene

Puigmal da un pase en un entrenamiento reciente, ante la antenta mirada de Centelles

Puigmal da un pase en un entrenamiento reciente, ante la antenta mirada de Centelles / Javier Alonso (Almería)

La asignatura pendiente de la UDA sigue sin ser aprobada. Por poner tan solo unos cuantos ejemplos, lo que ya consiguieron en su momento el Granada, el Girona, el Alavés o el Cádiz, vencer en el estadio de uno de los dos grandes, no va de momento con la UDA. Es que ni lo huele, aunque sí es cierto que los rojiblancos, por la razón que sea, pusieron varias veces en aprietos al Real Madrid (incluyendo una victoria) en comparación con los enfrentamientos frente al Barcelona. El caso es que la lógica se impuso en el Camp Nou (hasta que llegue otro equipo menor y puntúe allí) y el dominio por fortuna no se reflejó en el marcador.

Es cierto que el Barcelona nos tiene acostumbrados a presionar y finiquitar los partidos en su estadio por la vía rápida, pero en una competencia de igual a igual. Sin embargo, la dinámica del juego que pudimos apreciar me retrotrajo a aquel encuentro de España frente a Malta, del 12 a 1, de robo continuo por parte de España y ataque persistente sin poder Malta dar tres pases seguidos. En realidad parecía ser la UDA el farolillo rojo hundido de la categoría o simplemente un partido del Barça frente a un Tercera.

Buena parte de culpa la tuvo el calendario, pues cierto es que los de Rubi tienen un partido trascendental a la vuelta de la esquina en la próxima jornada entre semana, que de ganarlo situaría a la UDA en una posición envidiable antes del parón por el Mundial. Rubi no pudo ni quiso gastar toda la munición en Barcelona, pero aun así se confirmaron varios aspectos a tener en cuenta. El primero, ya expuesto en estas líneas en diferentes ocasiones, fue el concurso de Melero, que atesora una depurada técnica y que resultó ser el único jugador rojiblanco que estuvo a la altura de sus contrincantes.

Ahora bien, esa ocasión de Ramazani queda para los anales de la historia futbolística almeriense, para al menos haber puesto algo nerviosos a los azulgrana en la despedida de Piqué. No lo hizo mal el belga, en los fotogramas se aprecia cómo el esférico fue por donde se supone que hacía más daño, pero la fortuna se alió con Ter Stegen al rozarle el balón en su talón izquierdo. Si se hubiera puesto a prueba al portero alemán con un disparo lejano, colocado fuera del alcance de su colocación, habríamos visto una vez más que Ter Stegen es más un portero de balonmano (la parada a Ramazami en su especialidad) que de fútbol. Volviendo a los nuestros, el aire fresco que proporcionaron Eguaras y, sobre todo, Arnau, es para tenerlo en cuenta.

Lo de Arnau ya canta. Incomprensible es la ausencia de minutos del centrocampista catalán, no ya del once inicial (para un servidor es después de Melero, el mejor centrocampista de la UDA), sino como recambio inminente en cualquier choque. De hecho, en los pocos minutos que jugó en el Camp Nou pudo llegar al área y asistir dentro de ella, como ningún otro compañero pudo hacer antes. Y todo ello delante de las narices de Rubi, al atacar Arnau por la derecha junto a los banquillos. Arnau construye e irrumpe en el área contraria como nadie en su equipo y fue clave, decisivo, en el ascenso. Rubi, ¿es que no lo ves?

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