Ana Polegre. Creadora de Enfermera en apuros.

"El Covid-19 va a dejar una huella psicológica muy difícil de sanar"

Ana Polegre.

Ana Polegre. / Ana Polegre.

Ana Polegre (Tenerife, 1990) es la creadora de Enfermera en apuros, con la que, desde 2014, ilustra y da visibilidad a la enfermería y al resto de sanitarios. Autora de Enfermera en apuros. La que elige el tamaño de la aguja, ahora pretende mostrar la realidad vivida por el colectivo durante una de las mayores crisis mundiales hasta la fecha con Coronavirus. Historias reales en primera línea de batalla. Enfermera de profesión, ahora dedica todo su tiempo a diseñar y crear productos y soluciones originales y útiles para sus compañeros sanitarios.

-El libro narra historias de sanitarios durante la primera ola de la pandemia. ¿Hemos aprendido algo para esta segunda?

-Sí. Seguramente todos hemos aprendido cosas de lo sucedido y estamos intentando enmendar errores. Pero sí es verdad que seguimos con falta de recursos, con falta de material e incluso muchas veces con falta de información, con lo cual todavía quedan muchas cosas por aprender.

-Hay historias tremendas de compañeros de profesión. ¿Alguna le ha marcado especialmente?

-Me resulta difícil decantarme por una de ellas porque todas realmente tienen algo, una esencia, una emoción que te llega, son diferentes. Sin embargo, me quedo sobre todo con los dos primeros capítulos, que narran las primeras informaciones, las primeras incertidumbres, los primeros miedos, cuando todo esto explota. En ese momento, los sanitarios no saben exactamente qué es lo que está pasando, hasta dónde llega el problema, tampoco tienen los medios adecuados, tienen que fabricarse EPIs con bolsas de basura... Esa primera parte es la que más impacta.

-¿Qué pesa más, el agotamiento físico o el mental?

-Los dos, pero es verdad que el psicológico deja una huella que va a ser muy difícil de sanar en los próximos años para los sanitarios y enfermeros.

-El Covid-19 fue un bautismo de fuego para muchos profesionales, algo inimaginable para un estudiante de Enfermería.

-Ha sido duro. Por un lado, hemos visto el poder y la vocación que tienen los estudiantes de Enfermería y de otras ramas sanitarias, que se volcaron y fueron al frente de batalla a pesar del miedo y la incertidumbre. Por otra parte, es verdad que quizás no estaban preparados a muchos niveles, tampoco psicológicamente, para lo que vivieron, y tuvieron que hacer frente estoicamente a un montón de situaciones complicadas antes de tiempo.

-También se ponen de manifiesto las carencias del sistema sanitario. ¿Falta de recursos o mala gestión?

-Seguramente sea un poco de todo. Entiendo que es muy difícil manejar una situación como ésta pero realmente nos ha faltado un poco de todo a efectos de material, recursos humanos e incluso información, porque había información contradictoria o que iba cambiando de un día a otro. Se han puesto de manifiesto fallos en todos los aspectos.

-¿Qué les diría a los negacionistas?

-¡Que se lean el libro! (Risas). Que se lean el libro y vean las ilustraciones para que entiendan un poco lo que sí ha vivido la gente que está ahí, mano a mano, con la verdad.

-Es la voz de muchos profesionales de la sanidad. ¿Cree que esta crisis ha hecho que algunos de ellos se replanteen este trabajo tan vocacional?

-No como tal, pero sí que hay muchos que están muy quemados y muy cansados. Han aguantado durante estos meses porque son como soldados en la guerra, que aguantan y aguantan hasta el final. Pero cuando en verano se calmó un poco la cosa y empezó a pedir auxilio, a pedir derechos, a reivindicar ciertas cosas en su hospital o en su servicio, se han dado cuenta de que realmente volvían al mismo punto, la sanidad regresaba al mismo lugar en el que estaba antes, que es un poco la invisibilización y no dar el mérito que se merece a los sanitarios. Esto es lo que está quemando a muchos profesionales.

-Hay muchas esperanzas puestas en la vacuna. ¿Cree que habría que rebajar las expectativas?

-La verdad es que, como se dicen tantas cosas un día, al día siguiente se afirman otras distintas, hasta que realmente no esté aquí y hasta que no veamos si se está poniendo, a cuánta población llega, o si de alguna forma consigue frenar lo que está pasando no vamos a poder tener una información real.

-Mucha gente tiene la vista puesta en las Navidades. ¿Cómo las imagina?

-Van a ser muy difíciles, muy complicadas, en primer lugar porque va a haber un número máximo de personas para reunirse, que eso va a destrozar a muchas familias. Y luego va a ser muy difícil compaginar el espíritu navideño, el espíritu de compras, de salir, de estar con los tuyos... con el riesgo, con tener cuidado y mantener las medidas correctas para no contagiar a alguien, a algún familiar cercano que es de riesgo. Va a ser una montaña rusa y un juego de equilibrios.

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