Vivimos la mayor crisis que jamás ha experimentado el sector turístico andaluz e internacional. Se dan extraordinarias circunstancias que nunca nos imaginamos vivir y que nos trasladan a fechas y tiempos muy remotos de nuestra historia.
2020 ha sido un año negro -para olvidar-. El COVID ha truncado de golpe la positiva evolución del turismo en Andalucía, de nuestros destinos y empresas. También es cierta, nunca antes nuestra resiliencia y resistencia se había puesto a prueba, al límite como ahora.
Y aunque nuestra Industria desde hace años venía reforzando su competitividad, avanzando en su transformación digital y sostenible, los efectos han sido devastadores en todos los sustratos de la actividad turística. Ha golpeado sin excepción a todas las empresas y segmentos, y a sectores vinculados al turismo (comercio, cultura, agroalimentario, tecnológico, etc). Ha sido del todo imposible contener y minimizar gran parte de sus negativos efectos en el ámbito de la empresa.
Para afrontar y minorar sus efectos, desde las empresas y las Administraciones Públicas se ha atacado primero “lo urgente” (la seguridad sanitaria, la liquidez y el empleo), desplazando “lo importante” (la viabilidad y el futuro del sector). Es de esperar que este verano se dé una normalización de la actividad turística, una recuperación que se consolide a finales del 2021 –un ejercicio volátil, incierto y complejo-, aunque resultará inevitable rebrotes puntuales, y volvamos a valores del 2019 en el 2023.
A diferencia de otras crisis, desde el primer momento sabía que en ésta –crisis sanitaria-, todos los actores privados (turísticos y crediticios) y públicos debían ser parte activa de la solución. Así, las empresas turísticas como la que tengo el honor de dirigir (MS HOTELES), asumieron su gran responsabilidad adoptando Planes de Contingencias y desarrollando medidas adicionales de seguridad y solidaridad en favor de colectivos desfavorecidos. El sector ha sido un ejemplo de compromiso y ejemplaridad para toda la sociedad.
El sector ha tratado de garantizar su supervivencia a esta crisis histórica, teniendo como focos de acción: primero, la seguridad de los empleados y clientes; segundo, la preservación del empleo; y en tercer lugar, la liquidez y salud financiera empresarial. Y además, ha ampliado su esfuerzo en el ámbito de la transformación digital.
En esta tarea, lo cierto es que hemos contado con el apoyo limitado y parcial de lo público y con medidas como las Líneas Ico, los ERTE´S, las Moratorias Fiscales y Bonos y Ayudas Autonómicas, que sin ser suficientes y accesibles para todo tipo de empresas, han atenuado en parte los efectos negativos del Covid.
Pero nuestra resistencia tiene límites, y aunque seguimos trabajando para reinventarnos, resetear nuestros procesos y formas de trabajar, y construir empresas más sólidas y competitivas para el complejo entorno que resultará de esta crisis, la realidad es innegable. Muchas empresas sin ayudas directas y exenciones tributarias no sobrevivirán, se fracturarán y con ello se perderá el empleo que generará “El Día Después”.
En Andalucía se aprobó con acierto, el Plan de Apoyo a pymes y autónomos de Andalucía, por el Gobierno andaluz, la CEA, CACC y ATA, para amortiguar las dificultades de pymes y autónomos. Hoy, sin embargo, creo el escenario actual parece superar la realidad de este Plan y demanda nuevos esfuerzos privados y públicos.
A nivel nacional se ha aprobado el Plan de Rescate de Hostelería y Comercio, un Plan que no ha cumplido las esperanzas y grandes expectativas que la Industria Turística había depositado en él.
A pesar de que ha sonado la mayor la alarma que nunca la Industria Turística haya lanzado sobre su situación, de las insistentes advertencias del sector que no olvidemos representan a más de 350.000 empresas y generan 2.7 millones de empleos, los gobiernos no cambian de trayectoria, solo introducen medidas y correcciones menores absolutamente insuficientes y limitadas, y las señales catastróficas se asoman por todas partes. No está en juego sólo el turismo, está en juego nuestro sistema económico.
Por ello, como Empresario y como Presidente del Consejo de Turismo de CEA que aglutina a las principales organizaciones empresariales (FAHAT; HORECA; FED AAVV; FAC; AECG; etc), y haciéndome eco de las demandas de todas las organizaciones del sector nacionales y regionales, reclamo al Gobierno Central y Autonómico un verdadero Plan de Rescate para asegurar la mayor supervivencia del tejido turístico empresarial y del mejor empleo cuando finalice el año, para atacar “Lo importante”.
El desafío planteado por la COVID es tan grande que requiere más esfuerzo público-publico, soluciones valientes, innovadoras y más que nunca, apoyadas en la colaboración público-privada. Es hora de romper y superar esa ecuación “Desafíos Gigantes-Políticas Minúsculas”, la confrontación política y territorial actual y apostar por el dialogo y la sincera colaboración. No podemos dudar en salvar o no al Sector.
En este marco, no puedo dejar de apuntar al Gobierno Central, Regional y Local algunas medidas como la necesidad de implementar de forma inmediata Ayudas Directas, la extensión de los ERTE hasta 31 de diciembre de 2021, la exoneración y bonificación de las cuotas empresariales de la Seguridad Social, unas exoneraciones y reducción de la presión tributaria (IVA, IAE, Tasas, etc). También es necesario lograr una efectiva coordinación europea que garantice unas reglas comunes de movilidad y unos corredores seguros, un Bono Turístico Nacional, el Imserso o articular un proceso de participación pública en la empresa privada.
Necesitamos como nunca que todas las Administraciones Públicas nos escuchen y nos miren, y no sólo nos oigan y vean indiferentemente. Precisamos su efectiva voluntad de cooperación convertida en hechos y ayudas directas.
Soy consciente de que los proyectos de los fondos Next Generation no son una tabla de salvación para las empresas, se podrán en marcha a finales del 2021 previsiblemente, y será una importante palanca de cambio y modernización.
Es de agradecer la voluntad de las administraciones central y autonómica, pero necesitamos más hechos y decisiones. Necesitamos se sume a este esfuerzo ímprobo la Administración Local y los Gobiernos Central y Autonómicos con Ayudas Directas –insisto-, para todas las empresas si queremos que éstas sobrevivan y que Andalucía siga siendo líder en competitividad turística, y para ello, como Empresario y desde el Consejo de Turismo de CEA ofrecemos una vez más nuestra total colaboración.
Esperemos que reaccionen a tiempo y corrijan el rumbo, porque insisto muy pronto será demasiado tarde.
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