Cultura

Diputación rescata al indaliano Miguel Rueda con una exposición de pintura

  • La muestra se abre el martes a las 20:30 horas en el Patio de Luces y se ha editado un catálogo hecho por María Dolores Durán

El Patio de Luces de Diputación acoge este martes a las 20:30 horas la inauguración de la exposición Miguel Rueda, el indaliano ausente. Con motivo de esta muestra se edita un catalogo que ha sido realizado por María Dolores Durán.

El Movimiento Indaliano supuso una oportunidad de oro para un grupo de jóvenes pintores en unos años terribles de la postguerra debido a una necesidad del régimen franquista de mostrar la existencia de una "vanguardia" pictórica, desde dentro de la oficialidad.

De los miembros del Movimiento Indaliano, Rueda es uno de los menos conocidos

Jesús de Perceval fue capaz de organizar a partir de una simple tertulia provinciana todo un "movimiento pictórico" basado en una estética mediterránea clásica que triunfó en la España de final de los años 40. Perceval transfiguró a unos jóvenes de la Escuela de Artes y Oficios en unos discípulos, creando una escuela que durante una década se mantuvo viva y que posteriormente fue mantenida artificialmente por el propio Perceval hasta su fallecimiento en 1985.

"Aunque hubo otros pintores, se consideran genuinamente indalianos a Perceval, Alcaraz, Cantón Checa, Cañadas, Capuleto, López Díaz y Rueda. De este grupo, Miguel Rueda sigue su propia trayectoria dedicado casi en exclusividad a su carrera docente, lo que provocó un alejamiento de las exposiciones indalianas, plasmado en una escasa presencia historiográfica y bibliográfica más allá de su propia inclusión en los principales acontecimientos indalianos" apunta María Dolores Durán.

Miguel Rueda Morales (Pechina, 1910-Almería, 2001) nace en una familia de jornaleros agrícolas de primeros de siglo. Muy aplicado para el estudio termina el bachillerato y tras una corta estancia en Francia, termina Magisterio en 1936.

Tras la guerra civil y unos breves destinos en Huécija, El Chuche y Báscara (Gerona), consigue plaza definitiva en Enix en 1947. Paralelamente realiza los estudios de Dibujo en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, lo que le permite acceder a una plaza de profesor en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Almería en 1945.

En todos esos años no deja de pintar y relacionarse con el mundillo de la Tertulia de la Granja Balear, participando activamente en los orígenes del Movimiento Indaliano. Para la exposición del Museo de Arte Moderno de Madrid y los eventos indalianos posteriores, Perceval elige a sus jóvenes discípulos y de todos los pintores mayores, es Rueda el único seleccionado para integrar definitivamente el Grupo Indaliano.

"Su pintura ha mantenido a lo largo del tiempo una estética muy homogénea: pintura de espátula muy fina y delicada, con líneas y contornos muy poco definidos y de matices muy simples; personajes planos, carentes de profundidad; uso gradual de gamas de colores de forma que armonicen entre sí, evitando los fuertes contrastes. Una forma de entender la pintura muy alejada de sus cánones como profesor de dibujo, donde la meticulosidad técnica y rigidez en los postulados le permite realizar apuntes de gran realismo y proporcionada belleza en sus dibujos artísticos y verdaderas joyas de precisión en sus mecanismos y diseños de dibujo técnico.

"Su docencia como profesor de Dibujo le va llevando, oposición tras oposición, a recorrer con el tiempo todas las instituciones docentes de la capital: Escuela de Artes, Formación Profesional, Escuela de Comercio, Instituto de Enseñanza Media y Escuela Universitaria del Profesorado. En estas últimas consiguió la plaza de catedrático", apunta la comisaria de la muestra, María Dolores Durán.

"Todos los pintores indalianos se han mostrado en mayor o menor medida como personajes públicos, mientras que Miguel Rueda se dedicó fundamentalmente a su carrera docente, obviando generalmente su condición de pintor. Por ello surge esta exposición y el libro que acompaña a la muestra, para mostrar en sociedad al indaliano más desconocido, al Miguel Rueda casi inédito en el panorama pictórico almeriense, al indaliano en la sombra, al gran ausente", sostiene María Dolores Durán, autora de Miguel Rueda, el indaliano ausente.

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