Cultura

José Mercé y Tomatito traspasan las fronteras del flamenco ante un público entregado

  • El cantaor jerezano y el guitarrista almeriense triunfaron en la Plaza de Toros en una de las citas estelares del Festival de Flamenco y Danza

El flamenco es un arte que levanta las más encendidas pasiones y también tiene anquilosados, como si fuera parte intrínseca de su concepción, ciertos debates manidos y cíclicos que tienen que ver, casi todos ellos, con ese adjetivo de connotaciones a veces peligrosas como es el ‘purismo’.

Una de esas ramificaciones son los que han criticado a lo largo de las décadas que los cantaores hicieran y triunfaran con ‘canciones’, alejándose del concepto de ‘los palos’. Le pasó a Pepe Marchena, a Juanito Valderrama, a Manolo Caracol y a tantos otros del pasado al presente y, a buen seguro, al futuro. José Mercé, que el viernes compartió ‘faena’ con su amigo íntimo José Fernández ‘Tomatito’, protagonizó un capítulo más.

¿Lo da callarse en un estribillo para que lo cante el público es solo para estrellas del rock y del pop? No. José Mercé ha conseguido traspasar las barreras del género para que cientos de personas canten al unísono una bulería. Algo impensable, por ejemplo, para la concepción flamenca recta y cabal que siempre defendieron talentos sobrenaturales como Antonio Mairena.

Y es que el recital del viernes, una de las convocatorias estelares del 53º Festival de Flamenco y Danza, que organiza el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería, cumplió con creces las expectativas generadas, con un metraje generoso, de cerca de dos horas de duración y una amplia representación de los motivos que han hecho que tanto Tomatito como José Mercé hayan grabado para siempre, con letras de oro, su nombre en la historia del flamenco.

El jerezano arrancó la velada a solas, de pie, frente al fuego y junto a la silla, cantando por serranas que fueron interrumpidas por aplausos que van ‘donde no tocan’, un ejemplo más de que sus conciertos congregan casi más a público heterogéneo que el puramente ortodoxo del flamenco.

Después, entraría Tomatito para ofrecer una pieza a solas, que no sería la única, puesto que hubo tiempo de lucimiento para todos. Incluso para un siempre afinado Kiki Cortiñas y un José del Tomate que anoche tomó la Alcazaba como solista.

Fue a la tercera cuando los dos genios coincidieron en las tablas, para comenzar un recorrido por los cantes de brega y por los festivos. Arrancó fuerte el dúo con soleá y seguiriyas, entre las que José Mercé hizo una defensa del arte flamenco como “verdadera marca España”. No faltaron tampoco en la noche ni una suerte de fandangos, alegrías, tangos o bulerías, alguna de ellas incluso extraída del último trabajo discográfico lanzado por ambos artistas, De verdad como las bulerías María y un pre fin de fiesta con Mercedes, su mujer, y parte de la familia en el escenario.

Pero para canciones, las que pusieron la garganta de los presentes a acompañar, fueron ‘Aire’, celebrada al compás, con más o menos gracias, según el dominio, por parte de los presentes, y un colofón final glorioso con la versión flamenca de ‘Al Alba’, el tema de Luis Eduardo Aute.

Y, claro, con semejantes fuegos artificiales finales, cualquiera no se rinde ante el triunfo popular de dos artistas, se antoja, irrepetibles. Una noche flamenca con dos genios.

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