Comedia adolescente-vampiros, EEUU, 2014, 97 min. Dirección: Mark Watters. Guión: Daniel Waters. Fotografía: Tony Pierce-Roberts. Música: Rolfe Kent. Intérpretes: Zoey Deutch, Lucy Fry, Sarah Hyland, Danila Kozlovsky, Joely Richardson, Olga Kurylenko, Gabriel Byrne. Cines: Al-Ándalus Bormujos, Cineápolis, Cinesur Nervión Plaza, CineZona, Metromar.

Si las sucesivas entregas de Crepúsculo parecían ya una parodia en sí mismas, imagínense el nivelito de esta Vampire Academy nacida de un bochornoso high concept, aquí patrocinado por los Weinstein, que junta los elementos de la saga de Stephenie Meyer con los de la mismísima Harry Potter en un mejunje indigesto que, lejos de funcionar como revisión cómica de ambas, sucumbe a la plúmbea narrativa adolescente con mucha menos distancia irónica de lo recomendable.

Fenómeno de usar y tirar con promesa de secuela, Vampire Academy reúne a tres familias mal avenidas de vampiros adolescentes en un internado all british en el que las rencillas y rituales de iniciación propios de la edad se ven confrontados por los pequeños detalles de la adicción a la sangre, la magia Borrás, el flirteo hormonal y otras rutinarias derivas del género teen.

El problema, insisto, es que lo que quiere funcionar como parodia autoconsciente para iniciados está rodado como si de una película seria y cara se tratara, por más que los diálogos intenten, en vano, ser graciosos, y nuestras protagonistas, carne de Superpop americano, jueguen a hacer de chicas malas cuando lo que en realidad buscan es que las saquen a bailar en la fiesta de graduación. Y que no se haya estrenado por aquí la estupenda Vamps, de Amy Heckerling…