Análisis

antonio zapata

Grandes inventos almerienses usurpados

El término Costa del Sol lo inventó el almeriense de origen austríaco Rodolfo Lussnig en 1926

Sea por el carácter abúlico del almeriense medio, por el secular aislamiento de esta provincia o por cualquier otro ignorado motivo, varios inventos almerienses ha sido usurpados por otras provincias, regiones o nacionalidades. Algunos son muy conocidos como el nombre "Costa del Sol", el cante de las minas y las uvas para tomar en Nochevieja, pero hay muchos otros que han sido tan bien camuflados por los usurpadores que hasta los almerienses más almeriensistas ignoran que se gestaron aquí. Es el caso, por citar sólo los más sangrantes, del pan con tomate catalán, los pepinillos en vinagre alemanes, la polenta y el risotto italianos o la chucrut, cuya autoría se disputan franceses y alemanes, siendo almeriense como demostraré.

Para los más jóvenes, recordaré que el término Costa del Sol lo inventó en 1926 el almeriense de origen austríaco Rodolfo Lussnig, propietario del Hotel Simón, que lo aplicó a toda la costa mediterránea española (véase el libro de Tapia Garrido "Almería hombre a hombre"). Como es sabido, Málaga se lo apropió en exclusiva y hubo que ponerle nombres distintos a cada cacho del resto de las costas. Es menos conocido el caso de los cantes mineros, que los almerienses llevaron a La Unión (bueno, al poblado que luego se llamaría La Unión), junto con el habla y las migas de harina, entre otras muchas cosas, como demuestra en sus trabajos Génesis García Gómez que, por cierto, no es almeriense sino cartagenera.

Así que en las próximas semanas me propongo desvelar los orígenes almerienses de algunos de los grandes inventos que he mencionado más arriba, y algunos que irán saliendo. Lo haré con todo el rigor científico posible, no como esos másteres que andan por ahí. Ya anticipo que el primero estará dedicado al pan con tomate, por estar tan extendido su consumo y el convencimiento general de que es netamente catalán.

También, no hay por qué ocultarlo, me ha movido a empezar por este producto el que un buen puñado de sedicentes científicos catalanes lleven un tiempo dedicados a "demostrar" que medio mundo lo es, empezando por Colón, Santa Teresa de Ávila (?) o Cervantes. Pues ya anticipo que mi demostración del origen almeriense del pan con tomate se basa en documentos y en testimonios de personajes tan poco sospechosos de españolismo como Josep Pla o el abad de Poblet.

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