Análisis

rafael leopoldo aguilera

Manuel Ortega Bueno, un buen cofrade

Te has reencontrado con tu padre, Diego, q.e.p.d., tan buena persona como tú

Estimado y apreciado Manolo, no hay palabras para expresar el sentimiento de apesadumbramiento y contrito que sentimos los cofrades y no cofrades de la Cofradía de tus entrañas penitenciales, solo decir, que cubra tu alma con el negro manto ruan de la Reina de Alfareros y Palomita de San Agustín, Virgen del Consuelo, a cuya sagrada imagen de manos entrecruzadas y ojos entreabiertos por la amargura y el dolor, hoy lo está por ti, a quien tanta devoción y fervor profesabas como a todas las imágenes sagradas de la Hermandad del Silencio - el Descendimiento, el Camino, la Columna y la Oración en el Huerto - para que desde la divina eternidad, coincidiendo con la gran festividad litúrgica católica del Corpus Christi, sigas acompañándoles con tu hábito de nazareno cada Jueves Santo desde el antiguo convento de los padres franciscanos.

Te acabas de reencontrar con tu padre, Diego, q.e.p.d., tan buena persona como tú, él con la intersección de la Santísima Trinidad te ha acogido en su metafísico corazón para seguir, ya juntos, vuestros caminos de grandeza espiritual en olor a la divina santidad cofrade, porque siempre te recordaremos echando una y dos manos con unción y piedad en la Cofradía, con tus ideas creativas, con la misma fe que te transmitieron tus padres Diego y Candelaria, y tus abuelos, y toda la familia, unos enamorados de la Cofradía del Silencio y de la Virgen del Carmen de las Huertas.

Nuestro más sentido pésame y condolencia a tu amada esposa, hijos, madre, hermano, familiares y cofrades de la Real, Ilustre y Franciscana Cofradía del Silencio y demás cofradías con las que te sentías unido como un piadoso cofrade en comunión eclesial a través de tu prestancia y buen hacer técnico en las ondas radiofónicas almerienses de Onda Cero Radio y por tus expresiones artísticas manifestadas en pasos en miniatura de Semana Santa.

Llegada la festividad de San Juan Bautista, que la tierra te sea leve, y que tu noble y bondadosa alma brille en la Luz Eterna del Señor de la Vida y la Esperanza, el Santísimo Cristo de la Redención en su Sagrado Descendimiento, y sirva tu testimonio personal como ejemplo cofrade para las generaciones venideras, que continuarán arrimando el hombro con pasión y rezando cada Jueves Santo, tras el Juramento de Silencio, por todos los hermanos cofrades difuntos y ánimas benditas del Purgatorio.

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