Es el tema estrella estos días en el fútbol español, con permiso de la salida de Cervera en el Cádiz. La Supercopa de España, aunque bien se podría llamar la Supercopa de Arabia. Una competición se está disputando de nuevo en este país de Oriente Medio después de que la pandemia lo impidiese el pasado curso. Una Supercopa que está teniendo una vez más un amplio debate por celebrarse fuera de las fronteras nacionales y, para más inri, en un país que no se caracteriza precisamente por respetar los Derechos Humanos.

Una muestra más de que en el panorama actual el dinero lo centra todo. Todo por el negocio. Poco importan las aficiones de los equipos participantes. Esas que desearían poder vivir en directo un torneo mejorado desde que hace tres temporadas comenzase a disputarse en formato Final Four. Una competición que, a pesar de que algunos la consideren menor, tiene su atractivo.

Una disputa fuera de las fronteras españoles que ha provocado que ya haya habido un futbolista participante que se haya manifestado en contra. Un Raúl García que días atrás mostró su desacuerdo con que la Supercopa no se celebre en territorio español. Unas declaraciones que desataron un montón de halagos hacia el futbolista del Athletic. Otra cosa, claro está, es si estaría dispuesto a que él y sus compañeros de profesión viesen reducidos sus emolumentos.

Una competición que desde el ente federativo han defendido que servirá para mejorar la situación de Arabia Saudí en relación con los derechos de las mujeres. Unas mujeres que aún hoy en día sufren discriminación en este país. Un argumento bastante pobre, como si nos tomaran por tontos y no supiéramos que se disputa ahí por la pasta. Como si alguien se lo fuera a creer, ilusos de ellos. Aunque ya sabemos que por lo visto todo vale por el dinero.