"Ser del Atlético de Madrid es un sentimiento único", he podido escuchar en diversas ocasiones. Y cambien el Atlético de Madrid por el equipo que sea. Faltaría más, sólo quien siente ese equipo sabe lo que es. Pero es de suponer que el sentimiento de ese aficionado del Atlético es el mismo que el que siente uno del Mérida por el suyo. Quizás sí habría algo más de diferencia entre un club profesional y uno que no lo es, por esa labor que pueden realizar los aficionados, acercándose a los jugadores y ayudando en diferentes tareas.

Tantos años en el fútbol provoca que finalmente uno se encuentre con las mismas caras temporada sí y temporada también. Con suerte, van apareciendo figuras nuevas, como la de Davinia Capel, que está allá donde se encuentre el Poli Almería. No sólo en los partidos del sénior, sino que esta adolescente de 16 años intenta también asistir a los entrenamientos que puede o incluso a partidos de la categoría base. No tiene a ningún familiar jugando, pero tanto le picó esta pasión cuando fue con su padre a ver el primer partido, que ahora el Poli Almería no se entiende sin ella.

Allí está con su cámara de fotos, inmortalizando los momentos de cada partido, incluso en algún que otro desplazamiento. Empezó en la grada y ya se ha ganado el derecho a estar a pie de césped, realizando su función en las mejores condiciones. Más de uno y de dos regalos, algunos hechos con sus manos durante varias horas, y otros gastándose su dinero, ha realizado a jugadores adultos y niños, protagonizando alguna que otra charla prepartido. Y no hay nada más gratificante para un futbolista que sentir ese cariño. Más que una victoria. Porque cuándo ésta llega también es gracias a gente como Davinia, quienes suman como los que más.

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