El 'todo va a salir bien' es para los niños. Los guarismos hablan por sí solos: 27.000 muertos (oficiales) en España. Pero lo que tampoco se puede hacer es parar el mundo para siempre. Alemania se recuperó tras la II Guerra Mundial, Estados Unidos del 11-S y España, una de las naciones más golpeadas por el virus (en parte, por la nefasta gestión política), debe hacerlo ahora, con soluciones reales y no populistas ni utópicas. Hecha esta introducción para que el frustrado de turno no alegue que cómo se puede hablar de fútbol con tantas vidas perdidas, la realidad es que este fin de semana regresa lo que nos gusta. Lo hace con la liga alemana, previo para lo que ocurrirá en nuestro país en un mes. En Almería va a ser espectacular. El Madrid y el Barcelona protagonizan su enésima pugna, numerosos equipos necesitan puntos para colarse en Europa y otros para eludir el descenso. Sin embargo, un grupo formado por Osasuna, Betis o Levante vivirán este final de competición atípico de una manera menos intensa que en ciudades como Almería, Cádiz o Zaragoza. Hay mucho en juego, demasiado como para estar pendientes de otros asuntos que no dependen de uno mismo. No hay que olvidar que en juego hay nada más y nada menos que un ascenso a Primera División, algo que sólo se ha conseguido en tierras almerienses en tres de los más de cien años del fútbol en la ciudad. Será una pena ver La Romareda vacía en ese clave Zaragoza-Almería o decidirse un ascenso en un encuentro sin público. Pero toca adaptarse porque la vida es reinventarse o morir. Y el ascenso lo es igualmente en unas condiciones u otras, consiguiéndolo en mayo ante un Mediterráneo a rebosar o en julio con los fotógrafos de la agencia de LaLiga (lamentable este asunto). Subir a la élite es clave en el proyecto del jeque, evitando que se desespere y abandone su juguete. El ascenso de Emery, el de Charles y el del coronavirus. Primera espera y no lo parece

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