José María Gutiérrez ha puesto el listón muy alto. No solo se plantea como reto llevar en estas 11 jornadas al equipo a Primera, sino que quiere hacerlo campeón. No es que sea misión imposible, porque en fútbol no hay nada claro, pero teniendo en cuenta que a día de hoy tiene seis y cinco puntos de desventaja con Cádiz y Zaragoza, que son los que lideran la clasificación, la verdad es que poco margen de error le queda. Primero para dejar al equipo donde quiere Turki y en segundo lugar para hacerlo campeón. Ojalá lo consiga, porque además sabe que tiene una afición y una ciudad volcada y que está ansiosa porque se reanude la competición ante un nuevo escenario con partidos sin público y donde el equipo deberá salir enchufado desde el pitido inicial, que no se trata de un entrenamiento, sino de un encuentro de competición oficial. Y el responsable de "motivar" a sus jugadores y que salgan metidos en el partido será José María, para el que también, como entrenador, será una experiencia nueva en la que esa "presión ambiental" no existirá. Esperemos que el equipo se vaya mentalizando de lo que le espera y que sepa afrontar esa recta final de temporada con garantías. A mi compañero Pablo Laynez, recordarle con cariño (raro en él que se le haya olvidado) que el pasado día 19 se cumplieron 24 años de aquel Castilla-Almería en el Bernabéu, con vuelta al campo de Popovic, envuelto en una bandera del Almería y bajo una intensa lluvia, celebrando la permanencia del equipo en Segunda.

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