Abuso de poder

Es una pérdida de credibilidad de la clase funcionarial que accedió a la plaza sin lagunas significativas legales

En esta quijotesca y unamuniana España en un plazo tan corto de tiempo a vista de Elecciones generales, se han producido tantos ceses y nombramientos de altos cargos en el B.O.E. y otros mediante concursos de méritos a la carta, lo que supone hipotecar y desmotivar la carrera profesional de miles empleados públicos. Esto no es regeneración política y despolitización de la Función Pública, pero sí es una pérdida de credibilidad de la clase funcionarial que accedió a la plaza sin lagunas significativas legales y de las propias Instituciones a las que prestan con vocación profesional servicio público, convirtiéndose en instituciones deslegitimadas ante las obligaciones de servidumbre que se derivan del condicionado cargo.

No es que no lo hubieran hecho otros gobernantes con anterioridad, ¡claro que sí! pero nunca 84 escaños, algunos de ellos en el rescoldo de las tibiezas por adoptar una decisión de Estado, y con pacto contra natura con la derecha secesionista vasca y catalana. ¡Un totum revolutum! Son tiempos de escribir en línea recta pero con rectitud y solemnidad por quienes ocupan una cátedra en la Carrera de San Jerónimo.

Necesitamos instituciones fortalecidas, donde cada vez haya menos escándalos públicos en la gestión y gobernanza y con algunas medidas de marketing ideológico va a ser difícil afrontar el reto de un futuro patrimonial y ético de las próximas generaciones. Las libres designaciones y las puertas giratorias es una lacra sí se produce por disponer o no de carné de socio. No existen en la mayor parte de nombramientos ningún fundamento de idoneidad consensuada y sentido común técnico basado en el interés general, que una parte de la sociedad española demanda. Estamos necesitados de limpios espejos en dónde recobrar la esperanza en un mejor mañana.

Cada penitencial viernes esperamos con expectación deportiva los acuerdos que adopta el Consejo de Ministros anunciando una serie de Decretos, sin intervención del Parlamento y Agentes Sociales, salvíficas ideas de apariencias y gestos, que hace tres meses habían sido denunciadas mediáticamente desde la oposición, diciendo que la sociedad civil para conseguir una regeneración de la clase política debería de evolucionar hacia la "tolerancia cero" en las aforadas prebendas de puertas giratorias. En fin, desde el Derecho Administrativo un claro ejemplo político democrático de abuso de poder.

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