Aunque Cortázar hiciera categoría del fuego -"Todos los fuegos el fuego"- y Nerón extremara la megalomanía y la excentricidad en el incendio de Roma, apagar un fuego, como este en el palmeral del Cabo de Gata, se hace algo más consabido y ordinario cuando un rápido operativo procura su extinción. Pero bomberos de coyuntura somos todos porque los fuegos no solo prenden a propósito de los descuidos, las negligencias o la condición del tiempo y los meteoros, sino también en el pasto de las situaciones atravesadas y embarazosas que salen al paso de los días para torcerlos o destemplarlos. Es entonces cuando, ante la urgencia de lo imprevisto, porque así suelen tales contrariedades, se altera el orden de lo debido, tan poco acostumbrado al reclamo de lo incidente y quejoso por el modo en que acapara el tiempo y la atención. Luego no son estos fuegos una distracción que airea el dictado de la rutina -la metáfora podría dar para ello- sino una quiebra que perturba los cometidos mayores, por ordinarios que resulten. Si bien, el buen ejercicio de estos faculta para sofocar los incendios que prenden en el fuego fatuo de la normalidad./ Antonio Montero Alcaide

AVIÓN chárter de Almería a Berlín. Terminal de salidas. Aeropuerto de Almería. Siete de la mañana Conversación entre un político y un empresario antes de volar hacia la capital alemana, camino de Fruitlogistica.

- Político. - ¿A Berlín?.

-Empresario.- Si, con Paco

-Político.- ¿Con quién vas?.

- Empresario.- Con Paco.

-Político.- ¿A qué hotel?

-Empresario.- Al que vaya Paco.

El caso del Consorcio de Basuras del Levante-Almanzora ha quedado reducido a las grabaciones que se le realizaron al concejal Indalecio Modesto de Ciudadanos. Un error. Aquí quienes tienen mucho que contar son PP y PSOE.