La tapia con sifón

Chambi

El sándwich llegó a Almería cuando la exportación masiva de uva de mesa

Hubo un tiempo en que se españolizaban palabras de otros idiomas: a London le pusimos Londres, a Köln, Colonia, a los Stuart los rebautizamos Estuardo…y al sandwich le pusimos chambi en Almería. No como ahora que decimos "influencer" por influyente o "free" en vez de gratis. El sándwich llegó a Almería cuando la exportación masiva de uva de mesa, por las muchas relaciones comerciales con Inglaterra. Todavía teníamos potencia idiomática y le pusimos chambi. Desgraciadamente, nuestra palabra no llegó al diccionario de la RAE, pero sí la palabra inglesa. Los chambis más populares eran el de helado y el de sobrasada. El de helado se despachaba con un molde rectangular donde se colocaba una galletilla en el fondo, se rellenaba de helado y se tapaba con otra galleta. El de sobrasada no se hacía con pan de molde, que es una farfolla, sino con dos rebanadas de pan de hogaza. Y nada de insípidos ingredientes como jamón york o queso en lochas (que de jamón y queso no tienen ni el nombre). La sobrasada de Almería era de tocino -con veta, eso sí- con sal, pimienta, pimentón y zumo de naranja. Estaba rica, pero hay que reconocer que la mallorquina es superior; allí le echan el cerdo entero, ya que su clima no es propicio para curar jamones. Podríamos recuperar, no sólo la palabra, sino el concepto. Igual que los vascos han conseguido que digamos pintxo en vez de tapa; igual que hay bares especializados en montaditos, sugiero a los hosteleros emprendedores bares de chambis. Y no sólo con sobrasada, a ese concepto se le puede echar toda la creatividad del mundo. Además tenemos panes estupendos. Por ejemplo, el de centeno de La Torre (Almería) que viene cortado en rebanadas perfectas para el chambi y está hecho con masa madre de trigo y harina integral de centeno, está buenísimo con queso fresco de cabra (Seronés, El Pericho), anchoas y rodajas finas de tomate. Para la sobrasada, prefiero el pan blanco, quizá sea por el recuerdo de la niñez; tenemos, por ejemplo, la hogaza de Padules, la más esponjosa de Felix o la dorada de González (Los Gallardos). El integral de Padules me gusta con unas sardinillas en aceite, cebolla y pepinillos. ¿Y qué me dicen de un chambi de morcilla templada (no frita) extendida entre dos rebanadas de un pan bien sentado? Venga, hay que ponerse las pilas, que el futuro inmediato será como queramos. A pesar de los virus.

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