El Cañillo

¿Cuánta información es ya demasiada?

Los ciudadanos tienen derecho a conocer, a informarse de forma a través de medios veraces y confiables. Deben tener a su disposición todos los datos posibles sobre cualquier materia que sea de su interés -lo que en la práctica es sobre cualquier asunto-. Dicho eso, creo que estamos pecando de más con la sobreinformación a la que se somete a todo el mundo desde que la actual pandemia de la Covid-19 llegó a nuestras vidas. Prácticamente no hay forma de desconectar, de descansar durante un par de horas al continuo chorreo de informaciones, tertulias y majaderáis varias. A veces hace falta también un poco de reposo, de sopesar bien lo que se traslada y cómo se va a hacer. Caer en la exagerada inmediatez, en la reproducción sistemática de cualquier anécdota o chascarrillo porque pueda parecer llamativa -o simplemente por no haberla analizado mejor- es peligroso. También produce una sensación de cansancio h hastío. Al menos yo no quiero levantarme y acostarme con 24 horas covídicas al día. Siguen ocurriendo más cosas. Sigue habiendo vida más allá del coronavirus. Y caer en el todo vale es muy, muy peligroso.

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