E L titular lo cojo prestado de mi admirado Joaquín Sabina. Todos sus temas son himnos, muchos con un punto de acidez hermoso; críticos otros y vigentes la gran mayoría. Dentro de ese mundo Sabina, en el que les aconsejo que se zambullan, encontramos estas estrofas que son del último tema de la versión especial del disco "19 días y 500 noches" titulado "como te digo una co, te digo la o". El disco, a mi parecer, es uno de los más completos y redondos de la carrera del maestro ubetense. Les pongo en situación: dos madres, se encuentran en la playa con sus niños que se bañan y disfrutan de un día veraniego en cualquier costa española. Ambas, amigas de siempre, mientras los pequeños disfrutan del mar, aprovechan para ponerse al día. Casi diez minutos de conversación, musicada y sin desperdicio, en la que hacen un repaso a la actualidad de los años noventa, pero que hoy casi 30 años después puede seguir vigente, aunque con otros personajes.

Pero a lo que vamos

¿Qué dónde cenamos?

En casa Tomás.

Eh, de bote en bote.

Pagamos a escote.

Un kilo de gambas.

Con su Paternina.

Su buena propina.

Pacharán y puro.

¿Cuánto nos cobraron?.

No llegó a dos mil duros.

Tú dirás si es caro.

Y ¿frescas? De puerto de mar.

Y ¿limpio? Con decir Tomás.

Oye, que era lunes y había que esperar

¡Joder con la crisis!.

¿Dónde está la crisis?.

La parrfada anterior viene al caso porque estamos en agosto. Las playas están de bote en bote; los hoteles al 100% y con precios desorbitantes; si quieres tomar una caña o uns tapas en el bar de la esquina debes llamar y reservar con casi una antelación de una semana; si decides viajar no encuentras plaza en ningún avión y todo, con los precios por las nubes.

Y mientras estos sucede, con los ciudadanos desbocados disfrutando como si no hubiera un mañana, nos encontramos a los agoreros, nigromantes de bola de cristal de imitación, que un día y otro también se encargan de jodernos las vacaciones, el descanso y el asueto, anunciando para el otoño el colapso de todo.

La gran depresión llega, por lo visto, superior a la del 1929 o a la de 2007. Que seguro que será así, que nos vienen mal dadas, no me cabe duda. Pero el ser humano, usted y yo, después de dos años de pandemia hemos decidido abrir la veda, tirar de chequera o de préstamos mientras nos los den, y vivir el verano de nuestra vida, en el que no falte un viaje, una buena playa de agua cristalina, una ruta por una ciudad histórica y una jarra de sangría. ¡Joder con la crisis! ¿Dónde está la crisis?