Si hay alguna época del año que me gusta es la Navidad. No por las fiestas, ni por las vacaciones, sino por el significado de la misma y las tradiciones. Y cómo no, porque mi hijo mayor nació en esos días, para mí entrañables. Si ya me gustaba antes, ahora que soy madre disfruto aún más. Pienso en la Navidad pasada y me da miedo imaginar que un escenario así pudiera volver a repetirse. Familias separadas por culpa de un maldito bicho que ha venido para quedarse y para poner el mundo patas arriba. No quiero imaginar otra Navidad más sin abrazos, sin besos, sin alegría ni reencuentros. Quedan solo unos meses y, por ahora, las condiciones sanitarias apuntan a que todo será diferente. Ni la de antes, ni la del año pasado. Serán unas pascuas especiales, seguro. Sin tanto miedo a celebrar y con la seguridad que nos han inoculado las vacunas. Deseo que mis hijos puedan disfrutar de nuestras tradiciones, que empiecen a comprender el significado de estas fiestas y que crezcan aprendiendo que la Navidad es la época de estar con la familia.

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