Este Esta Navidad, que nos ha tenido que hablar nuevamente de incidencia, cifras y porcentajes, nos guardaba, en el lado opuesto de todo eso, un precioso regalo de Reyes anticipado: el fin de la erupción del volcán Cumbre Vieja. Y así, por ejemplo, daba RTVE por terminado su seguimiento diario a esta tragedia: "Concluimos la narración de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, cuya magnitud se ha establecido en 3 y ha durado 85 días y 8 horas, en lo que constituye el episodio volcánico más largo en La Palma en periodo histórico". Fue el pasado día 25 cuando pudimos leer ese esperado mensaje y no me imagino la sensación de alivio de los profesionales que han ido viendo, minuto tras minuto, como la lava enterraba una parte de este país llevándose con ella el pasado, el presente y el futuro de cientos de familias, de cientos de nuestros conciudadanos. Como no me puedo ni imaginar lo vivido, sentido y sufrido por esas cientos de familias, esos cientos de nuestros conciudadanos que ahora, más que nunca, necesitan que no nos olvidemos de ellos, que les demostremos que siempre fue cierto eso de que #TodosSomosLaPalma y que les ayudemos a recomponer sus paralizadas vidas sin atender a límites presupuestarios o legales ordinarios, porque esto no va de encajar un siniestro al uso en una lista al uso y mirar que indemnización le toca, esto va de reaccionar excepcionalmente a una de las mayores catástrofes, quizás la mayor, de este país y para eso no vale más indemnización que ofrecer una nueva oportunidad a quienes han sido víctimas de ella, sea un su tierra o sea en otra, si allí donde quedarían sus recuerdos ya no pueden vivir o hacerlo saludablemente. Han sido miles de trágicos, duros y emocionantes testimonios los que nos iban contando como este volcán no daba tregua a los palmeros y estoy convencida de que algunas de las imágenes que hemos visto de aquello durante estos meses quedarán en nuestras memorias de por vida. En mi recuerdo mientras escribo esta columna, me acompaña la escena de la lava engullendo la iglesia del municipio de Todoque, un modesto templo obra de los propios vecinos sepultado como si de una pequeña piedra se tratase. Y ahora queda lo más difícil, la reconstrucción sobre esas pesadas cenizas. El presidente de la Organización Agraria Palca, "La Palma lo que necesita es dinero y que haya un plan para reponer las vías de circulación y riego", pues vayamos a dárselo y estoy convencida de que se lo daremos. Un vecino que participaba en las labores de retirada de cenizas fallecido, más de 2.000 edificios destruidos entre los que se encontraban más de 1.300 viviendas, más de 7.000 personas evacuadas, más de 1.200 hectáreas arrasadas, más de 65 kilómetros de carreteras sepultados y 1.000 millones de euros en daños; la Naturaleza ya ha hecho su trabajo, ahora es el momento de que España haga el suyo. En el 2022, sigamos siendo La Palma.

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