Dios, Patria y Rey

Juan Francisco Rojas

Presupuestos y publicidad

Dice una frase popular en política, "vota a aquel que te prometa menos, porque será el que menos te defraude". A veces sobran las palabras para describir una expresión.

El pasado viernes se celebró en la Diputación el pleno para la aprobación de los

Presupuestos del próximo ejercicio. Desde nuestra formación, en las sucesivas conversaciones que hemos mantenido con el equipo de gobierno, siempre pusimos sobre la mesa nuestras premisas esenciales de prudencia, coherencia y objetividad, máxime a la vista del escenario actual. Por desgracia, derivado de una nefasta gestión por parte del Gobierno Central de esta pandemia, estamos situados en los primeros puestos de todos los organismos internacionales en cuanto a países del mundo donde la caída del PIB alcanzará el valor absoluto más alto de toda la zona euro y segundo de los países que forman el G-20 (detrás de Argentina) y encabezando también en lo relativo al número de fallecidos por millón de habitantes. Ni hemos salvado la economía ni hemos hecho lo suficiente para salvar vidas.

Todos fuimos testigos del periplo político vivido con el tema de los superávits de las corporaciones locales, cuando el Gobierno intentó legitimar una iniciativa a todas luces incoherente, mediante la que los ayuntamientos cedieran sus ahorros al Estado para que este se lo devolviera en forma de préstamo a 10 o 15 años.

Tras la enésima corrección contamos con un instrumento legal que decreta la suspensión de las reglas fiscales en 2020 y 2021. Esto se traduce, con toda lógica, que los ahorros de nuestros ciudadanos repercutan en actuaciones en beneficio de ellos mismos y unas previsiones de caída de la actividad en torno al 10%. ¿Cómo se hace compatible esa caída de actividad con un aumento en la previsión de ingresos, ya que el equipo de gobierno de Diputación nos presenta un proyecto que asciende en casi un 7% respecto del ejercicio actual, pasando de 200 millones a 216 millones de euros? Al final esto parece un escaparate para intentar "vender" unas actuaciones que no podrán consumarse. El presupuesto está sujeto a ciertas exigencias, entre otras el equilibrio entre ingresos y gastos. Los Presupuestos no pueden utilizarse de manera partidista. Los políticos estamos obligados a transmitir seriedad y coherencia en las cuentas públicas. Esas cifras irreales lo único que pretenden es hacer llegar un mensaje de solvencia desmedida, que luego se traducirán en modificaciones o falta de ejecución en la gestión presupuestaria ordinaria.

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