Retirarse temprano

No parece un buen plan trabajar durante cuarenta años para retirarse a los setenta con una pensión exigua y estrecha

Cuando la incertidumbre crece ante el tiempo, progresivamente más extenso, que habrá que mantenerse trabajando para acceder a pensiones más o menos dignas, en el supuesto, no se tenga por improbable, de que no puedan abonarse por una incapacidad financiera, dados el incremento de la publicación jubilada y la insuficiencia de la que cuente con empleo y pueda cotizar sin estrecheces, con esa incertidumbre, entonces, sale a la palestra un nuevo movimiento, FIRE por su sigla en inglés (Financial Independence Retire Early), que viene a procurar algo así como la independencia financiera para retirarse temprano.

A bote pronto, los principios de esta causa pueden llevar a los del menos elaborado, por más contundente y repentino, pelotazo; término coloquial que la Real Academia entiende propio de nuestro país y con el que se denotan las operación económicas que producen una gran ganancia fácil y rápida. De modo que el retirarse temprano no necesite de un movimiento con sus adeptos y prosélitos, sino del tino de la fortuna aunque no pocas veces logrado con una especulación mayúscula y un lucro incesante, por no dar detalles del tráfico de influencias y del "chollo" de las subastas del desahucio o de la insolvencia.

Reclama ese objeto del retirarse temprano el interés de la generación "millennial", la de los nacidos en torno al comienzo del tercer milenio, que constituirán la mayor fuerza laboral en pocos años. Por difícil que resulte con los exiguos sueldos que hogaño tienen esos jóvenes, por ilusoria y casi utópica la independencia financiera cuando han de convivir durante bastante tiempo con sus padres y ayudados por ellos, sostienen que no es un buen plan trabajar durante cuarenta años para, cumplidos cerca de los setenta, percibir una pensión exigua cuando no mísera. Sin embargo, no hay chisteras ni conejos, sino dos acciones generalmente consecutivas: ahorrar e invertir. Y una recomendación principal: hacerlo cuanto antes y acertar con la rentabilidad de la inversión. Claras están las condiciones y no menos diáfanas las dificultades para poder cumplirlas. Tampoco es el cuento de la lechera porque la independencia financiera no viene a ser otra cosa que conseguir un determinado patrimonio a fin de asegurar una buena renta en el retiro o el complemento de la obtenida con la jubilación. Y para eso no hace falta FIRE, sino sentido común aunque falten las condiciones.

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