La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Sánchez o cómo ganar perdiendo

El Gobierno saldrá por la voluntad de un prófugo, será más precario y dependerá de docena y media de partidos

Pocas dudas caben, conociendo al personaje: Pedro Sánchez convertirá su derrota en triunfo. Una vez más. Conseguirá ser investido de nuevo como presidente del Gobierno. Perdió las elecciones, pero seguirá gobernando, más en precario que hasta ahora incluso. Es el héroe de la resistencia, el emperador de la resiliencia.

Y dando espectáculo, oigan. En muchos países de Europa hay alianzas de lo más variopinto, con protagonistas estrafalarios y socios aparentemente incompatibles. En ninguno la investidura del Gobierno depende de la voluntad de un prófugo de la Justicia y se negocia con otra prófuga Marta Rovira, ERC). Aquí sí. Habrá que matizar, ciertamente, la futura definición gubernamental. Quizás haya que llamarlo bloque plurinacional, porque bloque progresista no cuela. ¿Progresista Junts per Catalunya, uno de los herederos de la familia Pujol, liderado por un lunático que quiso dar un golpe de Estado? ¿Progresista el PNV, el partido de los beatos nacionalistas? “Somos muchos más los que queremos que España avance”, dijo Sánchez el domingo. ¿Bildu quiere que España avance o que España se deshaga? ¿Y ERC y Junts? ¡Si lo dicen ellos mismos!

Hay dificultades para entender conceptualmente y políticamente al Gobierno que se prepara. Hay más para su gestación. En las negociaciones existe una parte -precisamente la que en conjunto ha perdido 700.000 votos en Cataluña- que ha subido el precio de su apoyo a Sánchez, situándolo en la amnistía y la autodeterminación, dos cosas que la Constitución no permite. A Sánchez le caben dos salidas: engatusar a sus interlocutores con promesas bajo cuerda para después marear la perdiz -difícil que lo acepten ambos- o encontrar una fórmula ingeniosa de satisfacer sus exigencias sorteando el espíritu constitucional. Me inclino por ésta.

Y tercera fuente de dificultades, el panorama que se le presenta cuando logre la investidura: gobierno más precario, dependiente en cada momento de docena y media de partidos (PSOE, los catorce de Sumar y Podemos, que se declara autónomo dentro de Sumar, más los nacionalistas e independentistas de toda condición), con doce comunidades autónomas y la mayoría de las ciudades en manos del PP, con el Senado estorbando y retrasando la labor del Congreso y sin poder tirar de chequera porque a partir de enero Europa impone controlar el gasto y reducir la deuda.

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