La tapia con sifón

Sopa de Almería

Para hacer esta sopa en casa, cuezan por separado un trozo de rape, unas gambas blancas y un puñado de almejas

Hay una sopa almeriense que unos llaman bullabesa de Almería y otros sopa de Almería. No tengo claro su origen; la conozco desde niño pero nunca la he encontrado en el ámbito familiar sino en restaurantes. No se parece a la bullabesa original de Marsella, pero sí se parece bastante al gazpachuelo malagueño y a la sopa viña AB (que es lo mismo pero con vino). Pero, ya digo, nunca la encontré en mis muchos años de investigaciones en recetarios caseros, populares, de toda la provincia.

A mediados del pasado siglo XX empiezan a llegar los primeros turistas despistados, y algunos restaurantes del centro de la capital (especialmente el desaparecido Imperial, que estaba en la Puerta de Purchena) hacen popular una sopa de pescado y marisco con mahonesa. Además de muy sabrosa -lleva rape, gamba blanca y almejas- el aspecto es atractivo. Como no es fácil que la vean ustedes en algún restaurante, me permito decirles que pueden ver el aspecto que tiene en la estupenda fotografía de Carlos de Paz en la portada de la octava edición de Vivir para comer en Almería. Me disculpo por la autopromoción, y a cambio les voy a dar una pista para que puedan degustar la susodicha sopa. Por primera vez en décadas la he tomado en un restaurante y además con una calidad suprema, como todo lo que hacen en Alejandro, en el Puerto de Roquetas. Han hecho una versión limpísima de aspecto, de sabor auténtico. El caldo es suculento, ligado y terso, y los únicos tropezones que "estorban" la golosa degustación son unas untuosas quisquillas, fresquísimas, peladas pero con la cabeza intacta, y una cucharadita de caviar de Riofrío que le confiere un toque aún más yodado. Para tomarse un caldero. Con una copa de fino o de amontillado el placer es redondo. En Alejandro tomamos ambos vinos de la bodega Rey Fernando de Castilla. Sublimes.

Para hacer esta sopa en casa, cuezan por separado un trozo de rape, unas gambas blancas y un puñado de almejas. Cuelen y mezclen equilibradamente los tres caldos, con cuidado porque el de almejas es más fuerte y salado. El caldo resultante, templado, lo ligan con mahonesa, por supuesto de huevo fresco y aceite de oliva virgen extra. Le añaden los cuerpos de almejas y gambas, el rape en taquitos y, si quieren, unos guisantes. Para comerla se calienta sin que vuelva a hervir porque se cortaría.

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