Tiempo cuaresmal

Sería necesario que alguien les hiciera llegar unas lágrimas de humildad sincera a las egoistas estridencias de políticas belicistas

Tras un fin de semana cuaresmal, en el que las Hermandades y Cofradías en comunión eclesial con nuestra Iglesia diocesana local nos han ofrecido abundantes medios de culto litúrgico para acercarnos y acogernos a la misericordia de Dios, resaltando especialmente el devocional besapiés convertido por motivos sanitarios en fervorosa veneración a Nuestro Padre Jesús Cautivo de Medinaceli, cuyo acercamiento atravesando las abovedadas naves renacentistas de la Catedral de la Encarnación hasta llegar a Él, ante su sagrada efigie, que nos ofrece un año más, la oportunidad de emprender y consolidar un camino nuevo, apoyado en el Amor de Dios, que nos conduzca a una vida en plenitud en Cristo. Estamos atravesando momentos de gran desánimo emocional derivados de la propia debilidad del ser humano, sobre todo cansados de tanta mediocridad y desilusionados de tantos engaños y falsedades, y la única solución espiritual que nos ofrece la Iglesia Católica es renovar nuestra fe personal, reconocer que en Cristo muerto y resucitado está nuestra esperanza para superar los desafíos del mundo, que no son más que pecados para romper la obra de reconciliación entre Dios y el ser humano, y de los hombres y mujeres entre sí. No podemos obviar con austeridad penitencial en este tiempo santo cuaresmal, la situación actual en el mundo entero con las estridencias políticas belicistas de los soberbios y egoístas, y sería necesario providencialmente, que alguien les hiciera llegar unas lágrimas dolorosas de humildad sincera, para ver sí contribuyen a inocular en estas diabólicas gentes sin escrúpulos, que rechinan demasiado las estridencias nucleares, un poco de paz para no prosigan con la vanagloria, los honores y la ambición que están afligiendo a la humanidad con las persecuciones e incomprensiones. Comenzamos una nueva semana cuaresmal, continuarán los diversos actos de oración y penitencia, la mayor parte organizados por nuestras Hermandades y Cofradías erigidas canónicamente por la autoridad eclesiástica en sus respectivas parroquias con el único objetivo con madurez cristiana de celebrar y actualizar el Misterio cumbre nuestra salvación, la Muerte de Cristo, el Hijo de Dios, salvador de los hombres pecadores, y su Resurrección, que fundamenta nuestra poca o mucha fe, también la religiosidad popular a pie de calle, que es algo más que cultura y tradición, y todos los cultos y compromiso que de ella dimanan. Paz y Bien.

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