Opinión
Vivienda pública municipal
La ciudad y los días
Paco Salazar, estrecho colaborador de Sánchez propuesto por él como adjunto a la secretaria de Organización, renunció a formar parte de la nueva dirección del PSOE tras ser acusado por varias mujeres de acoso sexual. Estalló el día del Comité Federal en el que Sánchez decía: “Nosotros no somos como los corruptos que han manchado nuestras siglas”. Nosotros y ellos. Una receta que todos los partidos aplican cuando estallan casos de corrupción.
El problema es que “ellos” fueron “nosotros” y que hicieron sus fechorías aprovechándose de ocupar altos cargos en el partido y el Gobierno. Cuando Ábalos y Cerdán eran “nosotros” el primero fue ministro de Fomento del Gobierno de España, diputado en las Cortes Generales por Valencia y secretario de Organización del PSOE, y el segundo su sucesor en este último cargo, además de portavoz del grupo socialista en el Parlamento de Navarra, diputado en las Cortes Generales, presidente de la Fundación Pablo Iglesias y mano derecha de Sánchez desde el Peugot a las negociaciones con Bildu y Puigdemont que permitieron su investidura. “Ellos” fueron muy “nosotros”.
Los cortafuegos forestales sirven para controlar la extensión de los incendios y los informáticos para bloquear el acceso no autorizado a una red. Pero en política no logran evitar la extensión del incendio provocado por casos de corrupción, ni bloquear las investigaciones y la información sobre ellos. En su afición por las comparaciones náuticas cargadas del prestigio heroico que les han dado la novela y el cine de aventuras, Sánchez ha dicho: “Soy consciente de mi deber como secretario general y como presidente del Gobierno de España. Vosotros y vosotras me elegisteis como capitán de este barco y el capitán no se desentiende cuando viene mala mar; se queda a capear el temporal, a salvar el rumbo y a ganar el puerto”. Ambigua expresión la de capear el temporal que, según la RAE, significa “eludir con habilidad una situación difícil” pero también “entretener a alguien con engaños y evasivas”.
Lo del “ellos” corruptos y el “nosotros” honrados se resume en un diálogo de Uno, dos, tres de Billy Wilder: “¿Qué hizo usted durante la guerra?... Desde luego era antinazi y no le gustaba Adolph”, le pregunta Cagney a su secretario de evidente pasado nazi. “¿Qué Adolph?”, le contesta.
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