Desde el instituto

Ricardo Álvarez

La asignatura de Tecnología, contra el virus

El movimiento 'maker' surge de los institutos y de la asignatura de Tecnología / Desde 2005 se han restado horas de esta materia en las aulas

Ricardo Álvarez, profesor de Tecnología del IES El Palmeral de Vera.

Ricardo Álvarez, profesor de Tecnología del IES El Palmeral de Vera. / Diario de Almería

El ser humano está librando una lucha sin precedentes. Nunca, hasta ahora, toda la Humanidad, en los cinco continentes, se había enfrentado a un enemigo común tan letal y, al mismo tiempo, tan diminuto como el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave, o SARS-CoV-2, un virus de no más de 160 nanómetros de diámetro, quinientas veces menos que el que tiene un pelo humano, pero que se ha propagado con facilidad por todo el planeta como un ejército de trillones de soldados.

Ahora nos toca defendernos. Millones de personas hemos hecho causa común, aportando nuestro granito de arena en esta guerra, aunque sólo sea permaneciendo en nuestros hogares para no favorecer la extensión del microbio hostil.

Pero muchos están aportando más. En nuestro país, en vanguardia, luchando cara a cara, el personal sanitario se enfrenta no sólo al virus, sino a la tensión de las horas de trabajo acumulado y a la precariedad de los medios. Como primer apoyo logístico, miles de militares, policías, guardias civiles, transportistas, agricultores y ganaderos, por citar sólo unos pocos, mantienen la maquinaria del país en marcha.

¿Y la retaguardia? Cosiendo mascarillas y batas, construyendo pantallas protectoras y respiradores, donando materiales y dinero, enviando cartas a los enfermos… Desde las grandes corporaciones hasta ciudadanos anónimos, toda España se ha propuesto contribuir a que el virus sea derrotado.

Y en esta movilización general, en el pulso con la enfermedad COVID-19, una realidad que se ha ido propagando durante los últimos años, pero que todavía permanecía parcialmente oculta para el gran público, ha eclosionado como uno de los signos que identificarán nuestra época: el movimiento maker.

El movimiento 'maker'

El movimiento maker nació en los primeros años del milenio como una respuesta a otra cultura popular surgida medio siglo antes: la del hágalo usted mismo (DIY, do it yourself, en inglés). Como dice Dale Dougherty, creador en 2005 de la revista Make y, por este hecho, considerado fundador del movimiento maker, la tecnología es cada vez más barata, más abierta y, por tanto, más estandarizada. La tecnología ofrece herramientas que estaban en aquellos años en plena expansión, como los microcontroladores o la misma Internet, pero que hoy en día no están sólo al alcance de unos pocos, sino de todos. Cuanto más barata sea la tecnología –continúa Dougherty-, más gente se podrá permitir comprarla, y podrán utilizarla de manera no necesariamente lucrativa.

Impresora 3D elaborando máscaras protectoras. Impresora 3D elaborando máscaras protectoras.

Impresora 3D elaborando máscaras protectoras. / Diario de Almería

Desde la fundación del movimiento maker, la popularización de tecnologías baratas, accesibles a todos y compartidas por todos, ha contribuido a que millones de personas en todo el mundo puedan idear, diseñar y construir máquinas, mecanismos y sistemas que ofrezcan soluciones a sus propios problemas: riego automatizado de las plantas que tenemos en casa, sillas de ruedas controladas por bluetooth, juguetes diseñados a la medida de las preferencias de tu propio hijo, monitorizado de las constantes vitales de una persona anciana las veinticuatro horas … Estos son sólo algunos ejemplos de problemas reales que los seguidores del movimiento maker pueden solucionar por ellos mismos.

Pero la cultura maker llega más lejos. Sigamos escuchando a Dale Dougherty: Al ser más abierta (la Tecnología), la comunidad puede compartir sus conocimientos para ayudar en la creación de algo… Podemos ayudarnos mutuamente a resolver problemas. El conocimiento asociado al uso de esta tecnología también se está democratizando. Existe una comunidad de escala global que comparte sus ideas y las soluciones que ha dado a problemas reales sin fines lucrativos.

La Tecnología basada en el movimiento maker se convierte en propiedad de la Humanidad entera, sin copyright. La Tecnología se convierte en un bien de todos y al servicio de todos

La expansión del movimiento maker ha recibido su gran espaldarazo con las impresoras 3D. Hasta su llegada, la fabricación de nuestros propios sistemas y máquinas era muy dificultosa, pero, actualmente, podemos diseñar nosotros mismos las piezas que los componen, u obtener los planos de la comunidad maker mundial, y construirlos con nuestra impresora. Incluso, cualquier persona puede construir su propia impresora, buscando los planos en Internet y adquiriendo sus circuitos y partes mecánicas.

En la situación extrema que estamos viviendo en la actualidad, la comunidad maker se ha movilizado poniendo al servicio de la sociedad sus conocimientos compartidos y los medios materiales de los que dispone: decenas de miles de personas en toda España, entre los que destaca el profesorado de Enseñanza Secundaria de la asignatura de Tecnología y el de las Escuelas de Ingeniería, están construyendo, con las impresoras 3D tanto de los centros educativos como de particulares, máscaras de protección y respiradores que se están enviando a nuestros hospitales y centros de salud.

Pero… ¿cómo se han difundido estas máquinas y, en general, la cultura maker, en nuestra sociedad? Y, sobre todo, ¿desde dónde se propaga el conocimiento que se necesita para programarlas y construirlas? Y la respuesta es clara: desde los institutos, en la asignatura de Tecnología.

La Tecnología en los institutos

La Tecnología entró en la Enseñanza Obligatoria y en el Bachillerato con la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE). Según el real Decreto por el que se establecía el currículo de la E.S.O., La aceleración que se ha producido en el desarrollo tecnológico durante el siglo XX justifica la necesidad formativa en este campo. La nueva asignatura no se limitaba al aprendizaje de conocimientos, sino que buscaba el desarrollo de destrezas para la comprensión y utilización de los objetos diseñados y construidos por el ser humano, desde una grúa hasta un robot, y, lo que era, si cabe, más importante, pretendía que los alumnos alcanzasen la capacitación necesaria para fomentar el espíritu innovador en la búsqueda de soluciones a problemas existentes.

En definitiva, una asignatura que llenaba un vacío existente en todos los sistemas educativos y que abría las puertas a la comprensión, al buen uso y al diseño de las máquinas y sistemas que ha venido desarrollando el ser humano desde hace milenios.

Máscaras elaboradas con la coordianción del IES El Palmeral. Máscaras elaboradas con la coordianción del IES El Palmeral.

Máscaras elaboradas con la coordianción del IES El Palmeral. / Diario de Almería

Y de ahí viene la paradoja, o con mayor exactitud, la contradicción de un sistema educativo español que, desde el año 2005 (casualmente, en la época en la que nació la cultura maker, Facebook, Youtube o Arduino, el componente electrónico por excelencia que usan la mayoría de los makers), ha restado inexorablemente horas de enseñanza de la Tecnología en nuestras aulas.

Los políticos, como siempre, sin debate con la comunidad educativa, cometieron el primer desmán y suprimieron la asignatura como obligatoria en uno de los dos cursos del primer ciclo de la E.S.O. Los contenidos de tres cursos se comprimían en dos.

La tenaza se cerró posteriormente en cuarto curso de la E.S.O., eliminándola, en muchas comunidades autónomas, de la oferta de asignaturas por las que podía optar el alumnado que iba a estudiar la modalidad de Bachillerato de Ciencias y Tecnología. Es decir, que un alumno que aspira a estudiar una Ingeniería… ¡no puede estudiar la Tecnología en cuarto, a pesar de existir la asignatura, dejándola exclusivamente para el alumnado que estudiará posteriormente Formación Profesional! La Tecnología del martillo y la lima, y no la del robot o la impresora 3D que en estos días está salvando vidas.

Pero el mayor atropello estaba por llegar: la supresión de la asignatura de la Selectividad. ¿Dónde está la lógica? Que un alumno que estudia el Bachillerato de Ciencias y Tecnología… ¿no se pueda presentar en Selectividad a Tecnología? Entonces, un alumno que quiera estudiar un Grado en Biología no podrá examinarse en Selectividad de Biología, ¿verdad? ¿O él sí puede? O el que quiera estudiar un Grado en Economía, no podrá presentarse a Economía de la Empresa. ¡Ah! ¿Esto sí es posible? ¿Pero a la asignatura que da una visión global de lo que es la Ingeniería a un futuro ingeniero, no se puede presentar? No está mal la contradicción. Claro que, como la palabra hace la cosa, para ir preparando el terreno, antes de maquinar esta sinrazón, ya se encargaron de suprimir eso de y Tecnología del nombre de la Modalidad de Bachillerato. Otra vez se queda en Ciencias nada más, como queriendo meter la cabeza bajo tierra ante un hecho inexorable. Una vez más, la Enseñanza mira hacia otro lado, huyendo de la realidad.

La Tecnología abre nuevos horizontes. Explica el mundo que nos rodea, el más cotidiano, el de las máquinas que empleamos, el de las estructuras de los edificios que habitamos, el del automóvil que nos desplaza y el del ordenador que nos conecta. Posibilita el acceso universal al saber para que todos podamos disfrutar de él y utilizarlo. Llega más allá que otras Ciencias. Como decía Stephen Hawking, el científico más conocido del último medio siglo: La Medicina no ha sido capaz de curarme. Así que, confío en la Tecnología para comunicarme y vivir. Donde la medicina no pudo llegar, la Tecnología fue capaz, al menos, de mantenerlo conectado al mundo.

La Tecnología fue el apoyo de Hawking, igual que, durante estas semanas, está siendo un apoyo para nuestro angustiado sistema sanitario, gracias al tesón de miles de personas con sus impresoras 3D

Pero, ¿se darán cuenta los políticos de la realidad que supone la importancia de la asignatura de Tecnología en el sistema educativo? Ellos, expertos en la palabra vana, tienen buenos argumentos para todas las maniobras de acoso y derribo. Ahí va la explicación que dan algunos ingenieros dedicados a los menesteres de la Cosa Pública: la Tecnología no se impartía cuando ellos eran alumnos de instituto, y, aun así, se convirtieron en profesionales de la Ingeniería. Siguiendo el mismo razonamiento, hoy en día debería permanecer vigente el currículo de la Academia de Atenas. ¿Para qué adaptarlo a los tiempos? No hay nada nuevo bajo el Sol; éste y las estrellas van a seguir ahí, girando alrededor de la Tierra (que, por cierto, os recuerdo que es plana). Si por ellos fuera, deberíamos combatir esta plaga con purgas y sangrías, ingestión de orines, pomadas caseras o matanzas de caballos, gatos o perros, como si de la peste del medievo se tratasev. Total, un pueblo sumido en la ignorancia siempre es más fácil de manejar. Y la Tecnología no deja de ser el gran medio que ha extendido el conocimiento por todo el planeta.

Ricardo Álvarez Andrés es profesor de Tecnología en el IES El Palmeral de Vera.

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