La cuarta pared

La casita en el árbol

Cada tabla, tablón, o viga ha sido despiezado de un tronco tras un largo proceso para el que el tiempo no puede ser comprimido

Si hay una materia especial de entre todas las que se utilizan en la construcción, esa es la madera. No solo por sus cualidades físicas, que lo convierten en un auténtico conjunto casi inabarcable de materiales aptos para casi cualquier función. Desde la propia cimentación (los famosos pilotes sobre los que se soportan las casas venecianas), la estructura, los revestimientos y hasta para hacer conductos si hace falta. Casi que solo tiene la limitación de su escasa o nula conductividad eléctrica, lo que por otra parte lo convierte en un excelente aislante. Se utiliza en construcción como material auxiliar, para hacer encofrados, para los premarcos de las carpinterías, como mártir para reforzar o sujetar otros elementos constructivos, y hasta como andamiaje si es preciso.

Es un material fascinante, que requiere de una vida de dedicación solo para llegar a entenderlo. Materia viva, que como tal fluctúa y cambia con el paso del tiempo. Envejece, madura y es sensible a la acción del entorno.

Las hay duras como la piedra o moldeables casi como la arcilla. Flexibles y resistentes haciéndolas perfectas para resolver estructuras trianguladas o rígidas y estables como el fresno, perfectas para hacer soportes.

La madera es un material único. Cada tabla, tablón, o viga ha sido despiezado de un tronco tras un largo proceso para el que el tiempo no puede ser comprimido. Décadas para crecer, años para secar y estabilizarse y meses para procesarse, para que luego las vetas y sus nudos (que en el fondo son heridas e imperfecciones), su cambiante color y tonalidad dependiendo del ángulo del corte o de la luz que lo bañe, el olor, el tacto o el sonido al caminar sobre ella nos provoque esa indescriptible y satisfactoria sensación de calidad y calidez. Si se trabaja bien, el resultado final es una obra de arte natural que narra la historia del árbol del que proviene.

El edificio de oficinas de Tamedia en Zurich, del arquitecto japonés Shigeru Ban, es uno de esos claros ejemplos en los que la madera se utiliza para resolver el proyecto de dentro a fuera. 7 plantas de edificio de cristal a modo de invernadero, con una estructura vista de madera laminada ensamblada en seco, a modo de un gran mueble fuera de escala. Claro ejemplo en el que el material manda. Desde el proceso constructivo, hasta los acabados que apenas requieren de una mísera alfombra para vestir los espacios.

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