Ignorancia y manipulación

06 de febrero 2025 - 03:09

Pobrecito Sócrates”, pensará más de uno.” ¡Mira que no saber nada de nada! ¡Y encima, reconocerlo delante de todo el mundo!”. Es una reacción que se me antoja que encaja en una sociedad como la nuestra, una sociedad en la que, contra la convicción de Sócrates, casi todos saben casi de todo. Puedes preguntar cualquier cosa que casi todos te darán una respuesta, no como una simple probabilidad, sino con una seguridad que no admite contradicción. Hace algún tiempo creía yo que esta intromisión de personas ajenas a una tarea específica se circunscribía al ámbito de la educación. Craso error. Por lo que vemos, parece que todos estamos legitimados a meter las narices en todos los campos de conocimiento del mundo pretendiendo tener todos la misma autoridad, hayamos o no dedicado un minuto de nuestro tiempo a informarnos al menos un poquito sobre el tema. Hay mucho “Blas” y por tanto, mucho “punto redondo”. Aunque la cuestión está posiblemente en que esos pretendidos conocimientos por parte de la gran mayoría no proceden de fuentes bien informadas (que las hay en todos los campos del saber), sino en haber recibido a través de las más extrañas procedencias afirmaciones sin argumentación de ningún tipo. Recuerdo una conversación con una persona en la que ella estaba convencida de que el humo de los aviones arrastraba venenos con los que nos querían envenenar. Su respuesta a cualquier objeción razonable era más o menos:” Tú dirás que no; pero yo sé que sí”. Simple ejemplo de la “posverdad”. Pero esta situación no es nada nuevo. Me viene a la mente la figura de Protágoras, con su teoría del “hombre medida”: “el hombre es la medida de todas las cosas; de las que son y de las que no son”. Esto es un problema a la hora de tomar decisiones. Lo peor es que se va más allá de relativismo cuando conscientemente se ahorma la realidad a intereses, casi siempre espurios. Es el caso del cacareado asunto de los “relatos”. Ya se ha tratado el tema, muy bien por cierto en su esencia, en este mismo periódico. Todo consiste en segmentar la realidad, escoger los elementos que interesan, modificar el orden si es necesario, y ya está. Mucha manipulación en el entorno. Creo que es una actividad claramente condenable, la haga quien la haga. Más aún que el relativismo de los sofistas, porque retorcer la realidad conscientemente, y desde un ángulo interesado es cualquier cosa menos ética y racional.

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