¡Nos jugamos la vida!

Hay que luchar contra la ley que permite, por ejemplo, que las niñas de 16 años puedan abortar sin consentimiento paterno

El pasado domingo, día 26 de junio, la capital del Reino de España, Madrid, congregó a pie de calle a miles de personas ante la llamada de la Asamblea de Asociaciones por la Vida, Cada Vida Importa y Neos, que integran a su vez a más de un centenar de asociaciones de la sociedad civil para alzar a viva voz en la defensa de los más vulnerables, los bebés por nacer, que siguen estando amenazados con la reforma de la Ley del Aborto a instancias parlamentarias del desGobierno de la Nación neutralizando la verdad.

El mensaje oficial del 26-J, «¡Nos jugamos la vida!». El primero de los derechos humanos, el de la vida y al grito de «¡Sí a la vida!» los presentes hemos querido reivindicar que las cosas se pueden cambiar y que hay que luchar contra la nueva ley del aborto, que permite, por ejemplo, que las niñas de 16 años puedan abortar sin consentimiento paterno. ¡Basta ya de leyes contra la verdad y la naturaleza humana! Así hemos expresado el hartazgo e indignación por la nueva ley, que atenta directamente contra la vida de los no nacidos.

Estamos cansados que desde el Estado quiera adormecer las conciencias mediante la regulación gubernamental de la sociedad civil desde una perspectiva cultural e ideológica de la muerte en vez de defender la vida, no debiendo ser parte de ese silencio cómplice y culpable de no expresar en el marco constitucional nuestra indignación ante medidas políticas suicidas e irracionales en favor de la muerte de un bebé en las entrañas maternales.

La defensa de la vida está por encima de las creencias, las ideologías, la lucha entre partidos de conveniencias electorales, por lo que se hace necesario, que suscitemos en las conciencias de las personas el valor de la vida humana en todos sus momentos y condiciones frente a una cultura sin sentimientos, materialista y cruel, que en vez de arreglarse se agravará cortando la vida del hijo concebido.

Es preciso recordar que cada niño es un regalo inmenso por lo que es inexplicable, que desde instituciones democráticas se promuevan una cultura de la muerte, impidiendo que un nuevo ser humano venga a la vida. ¿Cómo es posible tanta deshumanización? Tenemos el deber moral ante una sociedad que dice ser progresista y desarrollada, el de respetar la vida, desde la concepción hasta la muerte, por ser la obligación primera de todo ser humano. En fin, cuando una sociedad prescinde de los valores fundamentales, del Derecho Natural, se encamina a su propia autodestrucción. Paz y Bien.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios