Un relato woke de la extrema izquierda
Pudieron ser estrellas, 3: El Rincón de Juan Pedro
El primer restaurante almeriense que pudo tener estrella Michelín fue El Rincón de Juan Pedro. Abierto en 1967, fue el único restaurante que tuvo un Sol en la primera guía Campsa (1979); lo perdió en 1983, ya en franca decadencia. En Andalucía había muy pocos restaurantes de ese nivel, con la excepción de la “milla de oro” de Marbella, donde había tres con una estrella Michelín: La Hacienda, La Finca y La Meridiana, todas de cocineros extranjeros.
Comí en Juan Pedro por primera vez en 1968 con mi novia y un amigo, el pintor Enric Mir Malé. Tocamos a 200 pelas, mucho para aquella época, pero Enric me convenció de que era barato comparado con la misma calidad en otras ciudades. Aunque luego comí allí bastantes veces, recuerdo el menú de aquella cena: espinacas a la crema, tournedó Rossini y tortilla Alaska. Me pareció totalmente distinto de los demás que había en Almería: el montaje era elegante, el servicio muy profesional, clásico (maître y camareros de esmoquin) y la carta, algo afrancesada como era habitual en la alta cocina de todo el mundo, tenía también muchos toques locales como la olla de trigo o una fastuosa versión de las migas; y siempre disponía de excelentísimos mariscos y pescados, como grandes meros. Otras comidas que recuerdo son los almuerzos anuales del Colegio de Peritos y una cena que paso a contar con cierto detalle, no del menú, sino de las circunstancias.
Tenía El Rincón cuatro plantas y varios comedores privados donde se celebraron muchas reuniones de todo tipo. El Ateneo organizó en julio de 1981 unas jornadas sobre la entrada de España en la OTAN. A favor de la entrada hablaron Javier Ruipérez, diputado de UCD y Antonio Sánchez Gijón, periodista de ABC. En contra, el comandante Otero (uno de los represaliados de la UMD) y Luis Solana, diputado del PSOE. El presidente del Ateneo, Fausto Romero y varios directivos nos turnamos para atender a los conferenciantes. A mí me tocó cenar con Solana en el recoleto comedor “Inglés”. Tuvimos una jugosísima sobremesa hablando de todo, sin tapujos. Se prolongó la conversación hasta la madrugada y, al salir, un grupo de dirigentes socialistas locales esperaban sentados en la terraza de El Alcázar (bonito contraste histórico-político). Desgraciadamente, la decadencia de Juan Pedro estaba al caer y no llegó a aspirar a la estrella.
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