la otra mirada

Ruth García Orozco

El sacrificio y el señor Rosell

09 de septiembre 2011 - 01:00

DE nuevo el presidente de la CEOE, Juan Rosell, ha aparecido tras su merecido solaz de agosto para reprender al colectivo que más le inquieta y preocupa. ¿El de los empresarios, pensarán ustedes? No, por favor. El de los funcionarios, esa temible plaga apocalíptica que azota y asola la economía española. Para ello, como si en un púlpito se encontrase, ha pedido "sacrificios" a este colectivo "como tributo a los que no tienen un contrato para toda la vida", y en compensación por todas esas ventajas y beneficios de que disfrutan los empleados públicos. "No es momento de la queja constante, sino de la responsabilidad constante", nos dice a modo de reprimenda eclesiástica. Por otro lado, claro está no se mostró en absoluto partidario de recuperar el Impuesto sobre el Patrimonio por "arcaico".No obstante, en un momento de verdadero alarde de generosidad que hizo temblar los cimientos del templo y tras ser interpelado en varias ocasiones por los periodistas, admitió (a regañadientes, eso sí) que en momentos excepcionales se puede pedir "cosas excepcionales" a quienes tienen las rentas más altas (¿qué cositas, señor Rosell?) pero siempre y cuando también se sacrifiquen "otros grupos" de la sociedad española que gozan de beneficios y ventajas "que en el futuro no se podrán aguantar"

Personalmente, yo creo que lo que no se puede aguantar es la cara dura de este señor, que lejos de ejercer como lo que es y para lo que ha sido elegido parece que se ha creído el Ministro de Administraciones Públicas. Al menos yo no le he oído todavía decir una palabra acerca de los indecentes beneficios de los bancos y cajas y los sueldazos que se permiten para sus altos ejecutivos a la vez que aprueban fusiones y diezman empleos, como Bankia, que ha despedido a 1.700 empleados y cerrado 280 oficinas con un beneficio del 15 por 100 más que el año anterior, mientras que el trío Rato, Oliva y Verdú pueden llegar a ganar 10 millones de euros al año; o el caso de Telefónica-Movistar que aprueba un ERE por el que mandan a casa al 20 por 100 de la plantilla a cargo del erario público justo después de tener un año récord de beneficios, por no hablar de los casos documentados de EREs encubiertos que están sirviendo para que muchas empresas hagan auténticas ilegalidades con cargo a todos lo españoles. Eso sí es de su competencia, por si no lo sabía.

Yo le recomendaría al señor Rosell que antes de meterse en la huerta del vecino vigile la suya, que hay mucha mala hierba que cortar. Y que supere de una vez por todas esa obsesión que tiene con los funcionarios, que seguro que se puede costear la terapia.

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