Tribuna

javier Ángel Soriano

Coronel en la reserva

La Navidad del 37 en Teruel

Hechos de una Navidad del 37 que quedó grabada en la memoria de los turolenses que la vivieron, pero 80 años después, lo que allí sucedió parece que no existió

La Navidad del 37 en Teruel La Navidad del 37 en Teruel

La Navidad del 37 en Teruel

En el marco de nuestra última guerra civil, entre la primavera y el otoño de 1937, los nacionales conquistan Asturias, Santander y Vizcaya, con lo que todo el norte de España queda en su poder, a excepción de Cataluña y parte de Aragón. Con el fin de esta Campaña del Norte, los nacionales se preparan para iniciar una nueva ofensiva sobre Madrid a final de año. Para impedirlo y recuperar el prestigio nacional e internacional, el Gobierno republicano se adelanta el 15 de diciembre con una ofensiva en el frente de Aragón sobre el saliente de Teruel, con el objetivo de conquistar esta capital de provincia, pequeña y poco defendida, empeñando para ello un Ejército de algo más de cien mil hombres. La defensa de la ciudad apenas suma 6000 hombres al mando del Coronel Gobernador Militar de la Plaza D. Domingo Rey D´Harcourt.

Al día siguiente de iniciarla, los republicanos completan el cerco de la ciudad, donde el Coronel Rey resistirá, defendiéndola casa por casa, en medio de unas terribles nevadas y de temperaturas de veinte grados bajo cero, soportando los combates y el cerco en los dos últimos reductos: la Comandancia Militar y el Seminario.

El 28, los nacionales desencadenan una contraofensiva para romper el cerco, haciendo creer a los sitiados que los van a liberar. El 31, algunos destacamentos alcanzan las primeras casas de la población, donde llegan a contactar con algunos defensores, pero incomprensiblemente se retiran. El Coronel Rey resistirá hasta el 7 de enero cuando, aislado en un sótano de la Comandancia Militar con varios cientos de civiles a su cargo, entre ellos el jefe de la Cruz Roja local y el obispo de Teruel, Monseñor Polanco, se rinde al ser ya insostenible la defensa en términos militares, habiendo sido llevada su resistencia al límite, salvando con ello a la población civil a su cargo.

El éxito de la conquista de una capital de provincia poco les va a durar a los republicanos, ya que, tras la batalla de Alfambra, el 22 de febrero la ciudad vuelve a manos de los nacionales. Teruel es un ejemplo de lo ocurrido durante la guerra: una gran ofensiva del ejército popular con una gran resistencia de un ejército nacional en inferioridad de condiciones, y una contraofensiva nacional que obtiene la victoria final.

El Coronel Rey D'Harcourt será juzgado por traición a la República y encarcelado primero en Valencia y luego en Barcelona. Con la ofensiva del ejército nacional en Cataluña que pondrá fin a la Guerra, se decide su traslado a Francia, si bien en el camino, el 7 de febrero de 1939, en el barranco de Can Trece, en el municipio de Pont de Molins (Gerona), es asesinado junto con otros cuarenta y dos prisioneros procedentes de la batalla de Teruel, entre ellos, Monseñor Polanco.

Pero Rey no sólo padecerá cautiverio y será asesinado por los del bando republicano, sino que no se salvará del reproche de sus compañeros del ejército nacional, que le someterán a una intensa campaña tachándolo de inepto y cobarde y será procesado, aun ya muerto, para depurar las responsabilidades que pudieran derivarse de los hechos relacionados con el fin de la resistencia en los dos reductos turolenses (la Comandancia Militar y el Seminario). Y aunque finalmente la causa será sobreseída al quedar demostrada "su lealtad absoluta a prueba de reveses y sufrimientos", las autoridades nacionales le seguirán considerando un traidor y no autorizarán a su viuda hasta 1972 el traslado de sus restos al panteón familiar en Logroño, permaneciendo hasta entonces en el cementerio de Ponts de Molins.

En esta batalla también tienen lugar otros sucesos muy duros, como el fusilamiento de uno de cada diez soldados de los batallones de la 84 Brigada Mixta republicana por negarse a volver al combate, o el "ejemplo" dado a sus hombres por Valentín González "El Campesino", al mando de la 46 División republicana, quien la noche anterior a la caída de Teruel en manos nacionales, se escabulló a través de las líneas enemigas abandonándolos a su suerte. Hechos de una Navidad del 37 que quedó grabada en la memoria de los turolenses que la vivieron, pero 80 años después, lo que allí sucedió parece que no existió. Hemos podido seguir por los medios de comunicación nacionales los actos conmemorativos de guerras mundiales y batallas épicas ajenas, pero esos mismos medios poco o ningún espacio han dedicado a las nuestras. Y la batalla de Teruel fue posiblemente la más dura de la guerra civil, por la significación de la fecha (en plena Navidad) y climatología extrema.

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