Tribuna

José María Martínez de Haro

Escritor y periodista

Hacia el abismo

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Hacia el abismo

Me he preguntado varias veces, ¿ se atreverán los políticos secesionistas de Cataluña dar un nuevo paso más allá de la legalidad y la Constitución española? Yo entendía que no podrían ir más allá en su desafío frontal a España, pero lo cierto es que lo han hecho. Y lo han hecho con la rotundidad de una mayoría parlamentaria que se ha declarado tácitamente en rebeldía. Poco han servido las sentencias del Tribunal Supremo y los pronunciamientos del Tribunal Constitucional. Tampoco han servido las imputaciones a varios altos cargos del Gobierno de la Generalitat y del propio Parlamento catalán. Están fuera de la Ley, lo ha decidido ellos con la arrogancia de quienes se sienten seguros de sus errores y de su rebeldía en su condición de "héroes de la nueva Patria". Pocas bazas le queda al Gobierno de España para acabar con esta peligrosa deriva que se nutre de hechos consumados. El ultimo que acaban de perpetrar en sede parlamentaria los partidos separatistas abre la via directa para la llamada "desconexión con España" y la celebración de un referendum determinante . Un golpe de Estado contra el Estado español en toda regla. Poco ha importado que se vulneren las normas de ese mismo Parlamento autonómico, ni los acertados dictámenes del Consejo de Garantías Estatutarias de Cataluña que señala varias ilegalidades al respecto. La suma de votos de Junts Pel Si , ERC y las antigua Convergencia Democrática mas los votos de las CUPS, han dado este espectáculo de república africana. Acierta el Gobierno al recurrir la decisión del Parlamento de Cataluña ante el Tribunal Constitucional, pero se equivocaría el Gobierno si cree que esta es la única respuesta. La naturaleza de un partido conservador explicaría la lentitud y la mansa actitud de no producir olas en el estanque de la normalidad. Pero es que hace años que estamos muy lejos de la normalidad. Y desde la consulta del 9-N han ocurrido hechos muy graves que señalan el único camino de los independentistas; la separación radical de España, trocear la integridad territorial patrimonio común de todos los españoles. Coinciden en este momento crucial las opiniones de destacados juristas y analistas políticos considerando que ha llegado el momento de aplicar al artículo 155 de la Constitución española y ello por varias razones; porque la propia Constitución deja muy claro lo que hay que hacer en situaciones como la que presenta Cataluña. Porque el Gobierno está legitimado democráticamente para usar el poder y todas la herramientas del poder, no solo los Tribunales de Justicia, y además porque las ofensas al sentir general de los españoles y muy singularmente a los que viven en Cataluña deben tener un límite que se ha sobrepasado en cada decisión, ley o norma del Parlamento de Cataluña respecto a su ubicación autonómica en el territorio de España. Estamos ante uno de esas encrucijadas de la Historia y por más que esto pueda alterar la visión de D Mariano Rajoy , su papel y sus decisiones podrían ser decisivas en este momento de expectación. Y no es cuestión de alargar los tiempos cuando los tiempos se agotaron hace ya meses. Podría muy bien el Sr Rajoy y su corte de asesores áulicos entender el fondo de la cuestión como lo entendieron en otros momentos de nuestra historia otros gobiernos y otros regímenes que igualmente hubieron de afrontar el reto de la independencia de Cataluña. El más próximo en la II República tuvo una respuesta inmediata con el acuerdo del Jefe del Estado y Presidente de la República D. Niceto Alcalá Zamora y como Presidente del Gobierno D. Alejandro Lerroux. Para recordar un poco como trascurrieron los hechos, aquella rebelión contra el Estado español duró 48 horas y todos los miembros de la Generalitat el alcalde de Barcelona y varios concejales fueron detenidos conducidos a prisión y la normalidad volvió sin protesta alguna. Asimismo con anterioridad hubo otros dos intentos en proclamar un Estado Independiente de Cataluña; en 1873 y en 1.931. Curiosamente quien hubo de oponerse con rotundidad ante el desafío de 1.8373 fue un Presidente de la I República que era catalán, D Estanislao Figueras . Si bien esta primera proclamación no fue independentista sino federalista, es decir proponían una federación republicana con España el Estado español pudo intervenir ante los conjurados y continuar con la legalidad republicana. El segundo intento en 1.931 se hizo con un gobierno provisional de la II República y tuvo una respuesta inmediata; tres Ministros del Gobierno provisional viajaron a Cataluña y lograron que ERC renunciara en su afán separatista y aceptara un Estatuto para Cataluña. Añadir aquí que aquel Estatuto de la II República no fue tan generoso en dotar de competencias a Cataluña como lo ha hecho la democracia española. Los independistas se crecen cuando consideran que España está debilitada, así lo hicieron nada mas proclamarse la I República y nada mas triunfar en las urnas la II República. ¿Consideran los actuales sediciosos que España está en la misma situación política? ¿Se aprovechan de la supuesta debilidad del Gobierno de España?. En todo caso, la legitimación de este Gobierno está avalada por las urnas y su capacidad de acción es similar o superior a la que tuvieron aquellos Jefes de Estado y de Gobierno que salvaron la integridad territorial del Estado español. Este escenario de desafío se produce cuando los principales dirigentes de la Generalitat durante estos últimos treinta años están o bien imputados o bajo sospecha de enriquecimiento a costa de la corrupción que ha venido funcionando sistemáticamente con el beneplácito y aprovechamiento personal de estos nuevos padres de la Patria catalana. Van hacia el abismo porque después de tanta arrogancia no podrán conseguir que España se doblegue. Van hacia la nada porque Europa no les va dar cabida en el seno de las democracias. Por más que traten de engañar, serán muchos los catalanes que entenderán que el final de esta peligrosa deriva será la cárcel para muchos de ellos , por ladrones, o la inhabilitación para otros por atentar contra las normas de convivencia y la legalidad que nos hemos dado los españoles.

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