Tribuna

jAVIER sORIANO

Coronel de Infantería DEM en la reserva

Un centenario "olvidado"

Un centenario "olvidado" Un centenario "olvidado"

Un centenario "olvidado"

Cuerpos mutilados, momias cuyos vientres explotaron. Sin ojos o sin lengua, sin testículos, violados con estacas de alambrada, las manos atadas con sus propios intestinos, sin cabeza, sin brazos, sin piernas, serrados en dos", así relató el Sargento de Ingenieros Arturo Barea lo que encontraron al reconquistar el territorio perdido tras Annual. El Diputado Nacional Indalecio Prieto prosigue con la macabra descripción: "Cadáveres degollados; en la pared de una casa, un español crucificado". El panorama se vuelve desolador cuando los testigos de la hecatombe hablan de las torturas antes de las ejecuciones: españoles quemados vivos, con sus carnes laceradas, despellejados, flagelados, con sus uñas arrancadas… ¿Cómo se llegó a esto?.

Así comienza el libro "La tragedia nunca vista. Desastre de Annual", de Daniel Macías Fernández. Diez mil compatriotas muertos en poco más de 15 días y sus cadáveres mutilados y sometidos a todo tipo de vejaciones.

Era verano de 1921, en el Rif marroquí, en nuestra zona de protectorado acordada con los franceses en 1912, con la firma en Madrid del Convenio hispano-francés, que completó el de 1904, donde el Gobierno francés reconoció nuestros intereses derivados de nuestras posesiones territoriales en el norte de África. El Gobierno francés asumía que en la "zona de influencia española del protectorado francés" tocaba a nuestra Nación "velar por la tranquilidad y seguridad y prestar su asistencia al Gobierno marroquí para la introducción de todas las reformas administrativas, económicas, financieras, judiciales y militares que juzgue necesarias en los mismos términos del acuerdo con el Sultán". Según este acuerdo, las regiones del Rif, Gomara, Yebala y el Garb, comprendidas en nuestra zona de influencia, continuarían bajo la autoridad civil y religiosa del Sultán marroquí.

Con el horizonte puesto en el cumplimiento de los acuerdos firmados, pacificando y ejerciendo el control efectivo sobre la zona de protectorado asignada, el año de 1921 vio la luz con la Comandancia General de Melilla (CGMEL) inmersa en operaciones militares para tomar Alhucemas, mientras la Comandancia General de Ceuta maniobraba para tomar Xauen, camino de Fez.

El 15 de enero de 1921 la CGMEL alcanzó la hoya de Annual, con la idea de transformar esa zona en Base Logística para las futuras operaciones hacia Alhucemas, planeando ocupar Sidi Dris y Afrau en la costa al norte de Annual, y el Monte Abarrán e Igueriben al oeste, zonas fuertes para proporcionar protección a esta Base Logística, y naturalmente Ben Tieb, hasta donde llegaba la carretera. Dar Drius quedaba cerca y al sur de este último.

El 12 de marzo se ocupó Sidi Dris. El 1 de junio se tomó Monte Abarrán, pero nada más ocuparla, los rebeldes rifeños asaltaron la posición y la conquistaron. Abarrán, que iba a ser una de las posiciones que sostuvieran Annual, cayó en apenas horas.

Aun así, la CGMEL siguió con el plan previsto y el 7 de junio ocupó y fortificó Igueriben, que cayó en poder de los rebeldes rifeños el 21 de julio, al fracasar el último intento de llevar agua a esta posición. Al caer Igueriben, y antes Abarrán, el Comandante General de Melilla concentró entonces en Annual las fuerzas disponibles (unos 5000 compatriotas y unos 3000 indígenas), frente a unos 18.000 rebeldes rifeños. El 22 de julio se produjo la retirada desordenada de nuestras fuerzas desde Annual hacia Melilla, dando lugar a lo que se conoce como "desastre de Annual".

Cometemos el error de recordar sólo esta derrota en la guerra del Rif (1921 a 1926). Sin embargo, se olvida que la guerra la ganamos, derrotando sin paliativos al Ejército de la República del Rif Libre. Una guerra que no fue contra Marruecos, sino contra los rebeldes rifeños liderados por los hermanos Abd el Krim. El Sultán marroquí respiró aliviado con nuestra victoria, puesto que pudo ejercer por fín su soberanía sobre esta parte de su territorio, que nunca hasta entonces había podido controlar. Perdimos una batalla, pero ganamos la guerra, dando lugar con ello a décadas de paz (hasta 1961) con la presencia y acción permanente de nuestra Nación en el norte de Marruecos.

Cuando se ha cumplido el primer centenario de esta derrota de Annual, la mayor sufrida por nuestro Ejército en el siglo XX, no hemos celebrado acto oficial alguno en recuerdo de nuestros caidos, ni Marruecos ha tenido a bien agradecer nuestro esfuerzo para que el Suntán pudiera ejercer su soberanía sobre ese territorio.

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