A la derecha de Trump

Creo que estás haciendo un trabajo muy sucio en Europa", le dijo el filósofo Bernard-Henri Lévy a Steve Bannon, el que fuera Gurú, guía y estratega de Donald Trump y ahora reconocido estafador, en el Athens Democracy Forum que el New York Times organiza en Grecia desde hace unos años.

La influencia y presencia de EEUU en la sociedad europea alcanza a todos los niveles de la sociedad. Hasta ahora, esa relación tenía sus claros y sus oscuros hasta que llegó el peor huracán ultraderechista, xenófobo, racista, clasista y mentiroso que ha gobernado una democracia moderna: Donald Trump.

El sábado, tras unos agónicos días (hasta el punto de que muchos olvidaron que sufrimos una pandemia desenfrenada en Andalucía), el mundo respiró. Sí, todo el mundo lo hizo. Los que eran contrarios a Trump, congresistas y senadores moderados del Partido Republicano de EEUU o estrategas y asesores de gobiernos de toda índole (Desde Rusia a Argentina, pasando por China, Israel, la UE o México), que empezaban a renegar del peligroso perfil de outsider de Trump.

Pero tras la gran alegría de la derrota de Trump (tenemos que ver aún si la victoria de Biden será tan positiva como necesita el mundo), queda por tratar y anular todo lo que Trump ayudó a sembrar: el rearme de los países del Golfo Pérsico a cambio de relaciones diplomáticas con Israel y acordonar a Irán, el acoso y derribo a las iniciativas internacionales de gobernanza y cooperación como las de la Organización Mundial de la Salud o los Acuerdos por el Clima y contra el Cambio Climático. También las redes de mentiras y falsedades (las Fake News o Falsas Noticias) que tienen sus criaturas más terribles en la red QAnon (negacionistas de todo avance, que mueven las más histéricas ideas conspiranoicas) o el Think Tank Movement del citado Bannon y con base en Bruselas.

Este sistema de extensión de mentiras y falsedades son de las que más daño han hecho y van a hacer en Europa, España y Andalucía. De esa falta de valores, de la ausencia de la ética más elemental, están viviendo las ultraderechas europeas, las mismas que tratan de destruir el estado del bienestar y de hacer retroceder a Europa a una época predemocrática, la del fascismo de los años 20 y 30 previos a la II Guerra Mundial.

La lista ultraderechista es extensa: Alternativa Por Alemania, la Liga Norte Italiana de Salvini, el UKIP británico, ahora liderado por el ex conservador Neil Hamilton, Ley y Justicia (PiS) de Polonia, o el rancio Vox de España, entre otros, concentran un importante porcentaje de voto en sus países. Con todo, lo peor es la alianza que han tejido con estas formaciones los partidos conservadores y de derechas más tradicionales, que se han entregado en demasiados casos al discurso de la extrema derecha y la mentira. Este es el caso del Partido Conservador de Boris Johnson en el Reino Unido o del Partido Popular de Casado, Ayuso y Moreno Bonilla.

Las tormentas de Trump nos han traído estos lodos: la gestión irresponsable de Ayuso en Madrid, los ataques permanentes a la igualdad, a los derechos de la mujer y a los de las víctimas de violencia machista en Andalucía, los continuos problemas para consensuar las medidas contra la pandemia o la creciente división social y política que se respira en España y en Andalucía.

Biden promete gobernar para todos, la Comisión Europea trata de no cometer los errores de 2008 y en España el Gobierno de Pedro Sánchez trabaja para que nadie se quede atrás y podamos salir adelante con una España más moderna tras esta pandemia que a tantas casas y familias afecta. Una vez que Trump deje el poder, tratemos de pasar página de este mal sueño y confiemos en que los políticos conservadores del PP español -y del andaluz en particular-, dejen de darle alas y cobertura a la ultraderecha mentirosa y destructiva de Vox y a sus métodos trumpistas.