Tribuna

Juan José García

Coronel retirado y experto en Inteligencia Económica y Competitiva

La dimensión internacional. ¿Cómo nos afecta?

Ese es el mundo en el que vivimos. Una decisión tomada en Japón, Francia, EE. UU., o por organizaciones como la OPEP, nos afectan

La dimensión internacional. ¿Cómo nos afecta? La dimensión internacional. ¿Cómo nos afecta?

La dimensión internacional. ¿Cómo nos afecta?

EL mundo se ha vuelto menos occidental". Wolfang Ischinger. En estos tiempos que nos toca vivir de crisis sanitaria, económica y yo diría que también de identidad, no me resisto a seguir abriendo una ventana al exterior, ya que gran parte de nuestro futuro depende de la situación, los intereses y las decisiones que se toman más allá de nuestras fronteras.

Hace pocas semanas en el artículo "Globalización, antes y después de la crisis", hacía referencia al incremento de la dependencia del exterior que ha ocasionado la globalización y separaba dos niveles: la geoeconomía y la economía interna, donde el segundo depende mucho del primero.

También he abierto esa ventana al abordar la guerra comercial entre EE. UU. y China. Podemos creerlo o no, pero se está dirimiendo el dominio del mundo de las próximas décadas y ello hará que nuestro mundo en muchos aspectos sea distinto de lo que hemos conocido hasta ahora y ello con total seguridad nos afectará.

También comenté en otro artículo mi visión sobre el futuro de la Unión Europea y las repercusiones que en él pueden tener las presiones externas. A los principales rivales comerciales no les interesa una UE fuerte, por eso tratan de debilitarla haciéndola dependiente del exterior y fomentando las diferencias y los problemas internos. Por otro lado, añado ahora que la UE será nuestra tabla de salvación si gana en fortaleza y unión y defiende con firmeza los intereses de todos los países miembros en las mesas donde se toman las decisiones importantes.

Creo que a estas alturas de siglo estaremos de acuerdo en que los países no pueden resolver la mayoría de sus problemas importantes ni seguir progresando hacia un futuro prometedor por sí solos, al menos a nuestro nivel.

El mundo está en constante cambio, pero éste se suele acelerar cuando hay una crisis importante que, además de provocar graves daños a las personas y las economías, provoca alteraciones en los equilibrios de poder y decisiones que afectan al devenir de los países.

Es cierto que tenemos problemas y necesidades muy directas, vitales diría yo, que deben resolverse en primera instancia por las decisiones acertadas de nuestros gobernantes más inmediatos; pero dependemos mucho del exterior y, para solucionar la economía interna, siempre hay que tener un ojo puesto en la geoeconomía, que es donde se gestan las grandes decisiones que antes o después, nos terminan afectando.

Estas últimas semanas, hemos visto decisiones que se han tomado fuera con graves repercusiones a corto y medio plazo para nuestro país: Nissan, Alcoa, Renault y otras de menor impacto mediático.

Ese es el mundo en el que vivimos. Una decisión tomada en Japón, Francia, EE. UU., o por organizaciones como la OPEP, nos afectan. Vivir de espaldas a ello y pensar que de unas decisiones tomadas solo en clave interna saldrán soluciones a los problemas graves de nuestra economía, es no conocer el mundo actual.

Hay momentos en la historia de los países en los que situaciones inesperadas o sobre las que no se supieron prever sus repercusiones a tiempo hacen su aparición de forma repentina y generan unas consecuencias en nuestras sociedades que marcan el futuro de su historia.

Sin necesidad de remontarnos muy atrás, la caída del muro de Berlín supuso la desaparición de la Unión Soviética y el mundo bipolar que existía; los atentados del 11/S provocaron la inestabilidad en Afganistán e Iraq y el incremento del terrorismo internacional; la crisis económica de 2008 fue un golpe importante para las economías de los países y trajo la aparición de los populismos; y la crisis del coronavirus tendrá consecuencias que se irán viendo en los próximos años, pero también dejará secuelas importantes. Después de todos estos acontecimientos el mundo ha sido diferente, aunque no nos lo parezca, sus equilibrios de poder también y demos por seguro que nuestras sociedades experimentarán cambios importantes.

Es momento de liderazgos firmes y con visión de futuro, de unión de esfuerzos a nivel interno y también en el plano internacional y de sentar las bases para una sociedad mejor. Una vez más, está en juego nuestro futuro y el de nuestros hijos.

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