La empresa

La empresa

Como era previsible, el PSOE ha entregado la alcaldía de Pamplona a Bildu. Estaba en el Contrato, y la Empresa cumple el Contrato. No es baladí que esta penúltima fechoría se haya perpetrado el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. La causa de la Empresa envuelve a todos y cada uno de los militantes y votantes del PSOE. Se trata de mantener cargos, de succionar cada uno de los recursos del Estado y como maniobra de distracción avivar la llama de la discordia constantemente. Porque la vida es corta y la legislatura más aún. Y ahora manda Pedro Presidente y Consejero Delegado de facto de esta Empresa. Lo que dice Pedro se cumple y punto. Si hay que retractarse de todo lo dicho y prometido, pues se retracta y se incumple. Y si hay que mentir, se miente, en solitario como Homo Bípedus de Valladolid o a coro como mintieron e incumplieron patéticamente los concejales socialistas de Pamplona; “nunca vamos a poyar a Bildu en este Ayuntamiento”, dijeron los mismos que ahora han elevado a Bildu a la alcaldía. No importa nada, la militancia lo perdona todo. Son muchos, muchísimos a la espera del turno rotatorio de las prebendas.

Se trata de uno de los puntos débiles de las democracias representativas. Hay que mantener muy alto el concepto de honorabilidad, honestidad intelectual, dignidad personal, compromiso ético con la verdad y valorar la palabra dada. Porque si todo esto se arroja a la basura, la representación sale a subasta en el mercadillo del voto, el precio varía según la necesidad y la circunstancia. De este modo, en algunos casos, un partido político se registra como una mera agencia de empleo, se conocen con detalle las obligaciones de los empleados. Una empresa que decide en su menguado consejo de administración a quienes reparte candidaturas, a quienes beneficia con cargos, sueldos, prebendas y poder.

Se ha podido verificar en estos años; el PSOE es la Empresa, y la Empresa es el PSOE, y cada cual ha de atenerse a la realidad de este binomio. Porque el binomio funciona y elige a su albedrío decenas de miles de beneficiarios repartidos en el gobierno de España, en los gobiernos autonómicos en las diputaciones y en los ayuntamientos. Además de ello el reparto en cada administración pública de decenas de miles de amigos, simpatizantes, militantes y parientes. Todo una complejo y bien organizado tinglado, se trata que cada fin de mes se ingrese el correspondiente estipendio.

De este modo se pueden entender esos siete millones de votos, la absoluta entrega de miles de adocenados y obedientes concejales, consejeros, diputados, senadores, ministros, y altos cargos, incluidos la Pareja Silente, esos magistrados que han desnaturalizado el blanco impoluto de sus puñetas. Todos y cada uno lo saben, la Empresa firmó varios Contratos para lograr la permanencia en poder , ahora se trata de cumplir esos contratos y a ello están dispuestos todos sin objetar algo asÍcomo la decencia. Pamplona es la parte menos relevante del Contrato con Bildu. Como tampoco es el objetivo en Cataluña la condonación de la deuda que favorece a la Generalitat con 15.000 millones de euros, ni el traspaso de Rodalías, tampoco la aprobación de la amnistía o incluso el referendum de autodeterminación, se trata en todo caso de partes vinculantes de un proyecto largamente elaborado y encaminado a establecer una República Socialista Plurinacional, no es preciso ser muy perspicaz para conocer quien sería el Presidente pactado para esa República. Para ello sobra la Constitución de 1.978, La Monarquía, el Estado de Derecho, las autonomías, y los derechos que amparan a todos los españoles por igual. Prohibidas las voces críticas desde dentro y fuera de la Empresa.

El proyecto es ambicioso y muy beneficioso para todos aquellos que han entendido la democracia como una oportunidad para la impunidad y el negocio. Según se desarrollan los acontecimientos, según se aprueban leyes y decretos, al parecer no hay barrera que pueda detener este proyecto; el poder legislativo se ha fundido con el ejecutivo en una sola voluntad de gobierno y se ha adueñado de todos los resortes en las instituciones, empresas y organismos públicos. El Estado desarmado frente a esta carcoma que corroe sus propios fundamentos políticos y jurídicos, la nación inerme, la ciudadanía anestesiada por la propaganda técnicamente bien administrada. Y ahora corresponde tumbar la última pieza; la Justicia. Y en ello están, mañana tarde y noche.

Nada de esto habría de extrañar a quienes se preocupan en conocer como y porque se están debilitando las democracias liberales en todo el mundo. Es posible que este modelo de gobierno democrático donde teóricamente “el poder corresponde al pueblo”, asumido por casi todos los países desarrollados no haya perfilado las herramientas necesarias para defenderse. Son muchas las asechanzas y maniobras que cercan las democracias liberales. En este sentido la reciente entrevista a Steven Levistky profesor de la Universidad de Harvard cuya obra “Cómo mueren las democracias” ha causado un gran impacto por su precisión al enfocar este fenómeno que afecta a las democracias liberales. Tal y como se observa en las políticas de Pedro Sánchez, también afecta singularmente a España. El profesor analiza los hechos ocurridos en estos últimos años y los que están sucediendo en estas fechas;” la gran mayoría de las democracias que han colapsado lo han hecho por tener Institucione débiles (o sumisas),“ hay una gran tentación de politizar las Instituciones como arma política”. Son muchos profesores, analistas y politólogos como David Runciman, que sostienen que las democracias colapsan desde dentro, no son necesarios los tanques, ni las revoluciones, se trataría de invadir las instituciones y aprobar leyes y decretos con el fin de socavar los fundamentos del sistema democrático, para ello cuentan con los aliados más efectivos según proclamaron los dirigentes de la URSS; los medios de comunicación, la propaganda, la educación y “el mundo de la cultura”. Con la colaboración y complicidad de estos grupos influyentes se lograría una confortable pasividad de los ciudadanos amansados por las delicias del estado de bienestar. Mejor alejarse de la crítica y moverse al compás de las conveniencias de los gobernantes de turno sin reparar en las maniobras anti democráticas; Venezuela, Nicaragua, Ecuador o Bolivia, ejemplos recientes de lo anterior. Los síntomas más evidentes de la degradación de la democracia en España; el virus del populismo, la corrupción sistémica y la impunidad. El partido de gobierno pilotado por un aventurero ha iniciado esa transformación desde hace años y ha logrado atraer a quienes por diversos intereses están dispuestos a derribar la democracia de 1.978. Es la Empresa, ya no se trata exclusivamente de Pedro Sánchez, sino también de todos los partícipes que recogen dividendos, quienes le rodean y le animan en esta peligrosa travesía con sus vítores, con sus votos y con su silencio. No se engañen, Pamplona es solo un hito, el terreno está marcado.

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