El Ayuntamiento de Albox anda inmerso en estos últimos años en una vorágine municipal para transformar su fisionomía urbana dotándola de mayores y mejores espacios de esparcimiento para el ocio y disfrute de sus vecinos. El último episodio de esta titánica encomienda que lleva a cabo su alcalde, Francisco Torrecillas, ha sido la adquisición de una vivienda de principios del siglo XX para convertirla en una casa museo además de las oficinas del área de Urbanismo.

“Hemos comprado esta casa para uso y disfrute de todos ustedes. Ya es parte del patrimonio cultural del Pueblo, será en un futuro un museo toda ella, como casa representativa de la burguesía albojense de principio del siglo XX. En sus bajos se ubicarán las oficinas de urbanismo y el resto será una casa museo”. Así lo explicaba Torrecillas a los vecinos a través de su perfil personal en la red social Facebook.

De esta forma, el Ayuntamiento contará con un nuevo inmueble con el que ampliar el patrimonio municipal y potenciar las actividades culturales en una vivienda enclavada en pleno casco histórico de la localidad del Valle del Almanzora. Su fachada es neomudejar y combina el ladrillo levantino con materiales de la zona como la piedra de los marcelinos y blanco Macael. La misma consta de sotano, bajo y dos plantas con un gran patio de escalera y patio interior. Sus habitaciones están decoradas con pinturas realizadas por artistas alicantinos.

Según ha explicado Torrecillas “hemos rescatado una casa histórica de Albox para enriquecer nuestro patrimonio cultural y artístico. Estoy personalmente contento y agradezco a sus dueños su venta y sobre todo, en las condiciones que nos han dado para pagarla”.

En este sentido, desde el Ayuntamiento, que vive una profunda reorganización económica para pagar la deuda histórica heredada de las últimas legislaturas, se ha apostado en este caso y en otros similares por aplazar los pagos en el tiempo.

En lo que concierte al inmueble, el regidor ha desvelado que comenzó su construcción en 1915 Andrés Pío Fernández, un terrateniente agrícola y político liberal. La obra concluyó en 1920 convirtiéndose en la primera casa que se levantaba con un plano de arquitecto, concretamente de Logroñés, Amos Salvador y Carreras, también político liberal que la alzó en un solar municipal que albergaba la cárcel de Albox y que Fernández compró al Ayuntamiento.

Pero Pío la disfrutó poco ya que falleció solo seis meses después de inaugurarla. Su señora Brígida Pardo, también corrió la misma mala suerte y falleció solo once meses después.