Sucesos paranormales

La misteriosa cara aparecida en un cristal en Vera en 1997 sigue ahí 23 años después

  • La teleplastia surgió por el Día de Difuntos y es muy similar a las famosas Caras de Bélmez

  • Cientos de personas pasaron por aquella casa para ponerle velas y rezarle

La misteriosa cara aparecida en un cristal en Vera en 1997 sigue ahí 23 años después

Era el Día de los Todos Los Santos o quizás el de los Difuntos. Ya no lo recuerdan con claridad. Pero entre el 1 y el 2 de noviembre de 1997, hace ahora 23 años, una extraña cara apareció en el cristal de una puerta en la casa de Antonia y Vicente, en la calle Almería de Vera. Hoy, más de dos décadas después, cuando ya casi nadie recuerda aquel misterioso suceso que llamó la atención de curiosos y medios de comunicación de toda España, la cara continúa allí. No ha desaparecido.

“Fue Frasquito, un amigo de mi hija, el que se dio cuenta de que había una cara en el cristal de la puerta de la cocina”, recuerda Antonia Cortés. Ella misma limpiaba a diario los vidrios de la doble puerta que separaba la cocina del resto de la casa, pero no había reparado en aquella extraña aparición. “¿Eso qué es? Ahí hay una cara en el cristal”, dijo el amigo de la familia. Enseguida la casa se llenó de vecinos. “Aquí hacemos mucha vida en la calle, incluso en verano dormíamos muchas veces fuera con colchones. Todos somos familia”. En breve la noticia corrió como la pólvora por todo el pueblo. Había aparecido lo que los expertos llaman una teleplastia.

Por mucho que le pasasen un trapo por encima, aquella mancha no se iba. Estaba por dentro del cristal (y ahí sigue, a pesar de los años). De inmediato se dieron cuenta de que aquel rostro parecía Jesucristo. Se podían apreciar el pelo largo, la barba, la boca, los ojos… Hoy, 23 años después, aún se ven todos esos detalles, según incida la luz sobre el cristal. Y es que la puerta ya no está en su lugar original, sino en una cochera frente a la casa donde apareció: “ahora hacemos la vida aquí, en la otra casa hicimos obras, pero no he querido tirar la puerta”, reconoce Antonia. Y es que están convencidos de que aquella aparición no es nada malo, al contrario, les complace tener en su hogar lo que creen que es el rostro de Cristo y que apareció de buenas a primeras sin ninguna explicación.

Antonia y Vicente, hoy en día, muestran la puerta (imagen editada para resaltar la mancha). Antonia y Vicente, hoy en día, muestran la puerta (imagen editada para resaltar la mancha).

Antonia y Vicente, hoy en día, muestran la puerta (imagen editada para resaltar la mancha). / Javier Alonso

Los días siguientes a la aparición de aquel rostro, la casa de Vicente y Antonia se llenó de curiosos. “Había colas de gente que llegaban hasta la gasolinera que hay al final de la calle”, explican. Algunos tan solo miraban aquella extraña mancha, preguntándose si realmente parecía un rostro humano o tan solo era humedad. Otros, convencidos de que estaban viendo la cara de Cristo le llevaban flores, le ponían velas e incluso se arrodillaban ante él para rezar. “Recuerdo que cuando me enteré de aquello fui con una compañera de trabajo para verlo, y estaban las monjas rezándole”, cuenta una vecina de Vera que visitó la casa en aquel mes de noviembre del 97.

Una segunda cara “que daba miedo”

Pero la cosa no quedó ahí. Dos o tres días después la sorpresa fue aún mayor cuando empezó a aparecer otro rostro en el cristal de la puerta de al lado. “Era una cara que daba miedo, como con unos bigotes y barba larga, parecida a la típica imagen que hay de Cervantes”, cuenta Isabel Cortés, hermana de Antonia. “A mí se me pone la piel de gallina tan solo con acordarme”, admite.

Sobre ese segundo rostro se han dicho muchas cosas: que podía ser un familiar fallecido con el que no había buena relación; que se parecía a un antiguo guardia civil del pueblo conocido por su crueldad; o que era un espíritu en busca de redención. Sea como fuera, lo cierto es que Antonia y Vicente no conservan ninguna imagen de ese rostro: “no hicimos fotos porque esa cara la verdad es que me daba miedo”, explica la dueña de la casa.

Rostro, supuestamente de Cristo, tal y como se encuentra 23 años después. Rostro, supuestamente de Cristo, tal y como se encuentra 23 años después.

Rostro, supuestamente de Cristo, tal y como se encuentra 23 años después. / Javier Alonso

Según cuentan hoy en día, se deshicieron de esa puerta “porque vino un vidente a verla y me dijo que el rostro pertenecía al espíritu de un asesino que había hecho muchas maldades en la guerra y que había aparecido ahí buscando el perdón de Cristo”. Hicieron caso a la recomendación del médium y arrojaron la puerta en un vertedero cerca de la ciudad de Lorca (Murcia).

“Fui una segunda vez a esa casa cuando surgió la otra cara. Iba apareciendo poco a poco. Se veía perfectamente un rostro con bigotes largos”, cuenta la misma vecina de Vera que ya había ido a ver el rostro de Cristo unos días antes.

Repercusión en los medios de comunicación

Los rostros aparecidos en aquella casa de planta baja ubicada en el número 9 de la calle Almería tuvieron mucha repercusión en los medios de comunicación. No solo en los periódicos y televisiones locales de la época, sino muchos años después también se habló de estas teleplastias en el programa ‘Milenio 3’ de la Cadena SER y en ‘Cuarto Milenio’ de Cuatro, ambos dirigidos por el conocido periodista del misterio Íker Jiménez.

“Vinieron periodistas, sí, no recuerdo los nombres, pero fueron varios”, cuenta Antonia. Las televisiones locales le dedicaron programas especiales incluso con la participación de parapsicólogos llegados de no se sabe dónde. El caso de ‘Las caras de Vera’ guardaba una gran similitud con otro mucho más famoso: el de las Caras de Bélmez de la Moraleda a principios de los años 70.

Vivienda en la que aparecieron las dos teleplastias, en la calle Almería de Vera. Vivienda en la que aparecieron las dos teleplastias, en la calle Almería de Vera.

Vivienda en la que aparecieron las dos teleplastias, en la calle Almería de Vera. / Miguel Fernández

El escritor y divulgador de los misterios de Almería, Alberto Cerezuela, también menciona este extraño suceso en dos de sus libros: ‘La cara oculta de Almería’ (2008) y ‘La Almería extraña’. “Toda esa zona cercana al cerro del Espíritu Santo está cargada de misterio. Hay que recordar que en 2011 un rayo decapitó a la imagen del Sagrado Corazón que corona la montaña que hay a escasos metros”, cuenta el escritor.

Todo el barrio está construido en la falda del cerro donde se ubicaba la ciudad medieval de Bayra que fue destruida por un violento terremoto el 9 de noviembre de 1518 (un mes que parece cargado de misterio). Según cuentan los vecinos, cuando se ha excavado para construir muchas de las casas de la zona han aparecido huesos de personas. “Al parecer fue una zona de enterramientos antigua”.

Grabaron una psicofonía: "Soy de Dios"

Atraídos por el caso, el 15 de noviembre de desplazó hasta Vera un equipo de la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP) encabezado por Pedro Amorós. 

Analizaron el rostro aparecido en el cristal de la puerta y concluyeron que "efectivamente parecía una teleplastia". Según Amorós, "tras una serie de preguntas y análisis de perfil psicológico, detectamos que posiblemente Antonia tuviera acrecentadas temporalmente sus facultades psíquicas”. Para que se produzcan fenómenos paranormales es necesario un activador, que muchas veces suelen ser las personas, según explica. “En este caso pensamos que Antonia era el factor fundamental para que se produjera la teleplastia”, asegura.

Pedro Amorós, en 1997, analizando la imagen aparecida en el cristal. Pedro Amorós, en 1997, analizando la imagen aparecida en el cristal.

Pedro Amorós, en 1997, analizando la imagen aparecida en el cristal. / Pedro Amorós

Además grabaron sonido, directamente del cristal, y el resultado fue sorprendente. Antonia y su familia recuerdan como se escuchaba una voz, similar a la de un niño, que decía "soy de Dios". Una psicofonía que Amorós considera muy interesante aún a día de hoy. Aquello, lejos de asustarles, les tranquilizó. Lo tomaron como una bendición. 

Fuera algo paranormal o no, una teleplastia o unas simples manchas de humedad que el ojo humano confundió con rostros (lo que se llama una pareidolia), lo cierto es que Vicente y Antonia nunca quisieron sacar provecho de aquella situación. “Yo dejaba la puerta de mi casa abierta para que entrase la gente y me iba a acostarme a la cochera que tenemos enfrente, porque había colas de personas que no paraban de llegar”, rememora ella. Asegura que nunca tuvo la tentación de cobrar por las visitas, “ni siquiera 20 duros”. Es más, si hubiera querido podría haber vendido la puerta, pues recibió alguna oferta, pero ese cristal con la imagen de lo que ellos creen que es Cristo “se va a quedar aquí para siempre”.

No les da miedo, a pesar de lo extraño del suceso. Al contrario, creen que es una bendición. “La otra cara, la que tiramos, sí que me echaba para atrás incluso el hecho de pasar por donde estaba, pero esta no”, cuenta Antonia. Tanto es así que Vicente Fernández, su marido, que es una persona muy creyente, se persigna cada vez que ve la puerta. Le tienen fe.

Antonia muestra el rostro del cristal, hace unos días. Antonia muestra el rostro del cristal, hace unos días.

Antonia muestra el rostro del cristal, hace unos días. / V. Visiedo P.

Justo ahora se cumplen 23 años de aquellos sucesos. Antonia y Vicente se han hecho mayores y ya no venden en los mercadillos, como hacían entonces. Ahora disfrutan de sus nietos, en la casa enfrente de la que habitaban en aquel entonces. Pero esa puerta en la que apareció el rostro de Cristo sigue con ellos. Allí está, guardada en la zona que usan como trastero y para tener la ropa. Y aunque ya haga más de dos décadas, seguro que las miles de personas que fueron a visitarla en aquel mes de noviembre del 97 también guardan la imagen en su memoria. Lo que no saben, seguramente, es que ‘Las Caras de Vera’ nunca se fueron. O al menos una de ellas, claro.

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