Semana Santa

Azuquita, Canela y Clavo

  • Algún día seremos esos abuelos que dejarán un trozo de masa a sus nietos para que entre sus manos jueguen a moldear lo que un día será una realidad

Penitentes jóvenes y mayores, unidos.

Penitentes jóvenes y mayores, unidos.

Aunque el título de este articulo nada tiene que ver con el tiempo que ya está aquí, hay expresiones que te trasladan a momentos que quedan marcados en la vida de una y es que en mi casa hay tradiciones que son de obligado cumplimiento.

En Cuaresma, y por ser más concreta, en sus últimos albores hay una tarde… la tarde del viernes previo al Domingo de Pasión, el domingo del Pregón de la Semana Santa. Ese viernes ya sabemos lo que toca y es que como dice el título “Azuquita, Canela y Clavo…”, toca meterse entre fogones para freír los roscos y los “gusanillos” que es como en mi casa llamamos a los pestiños almerienses.

Tradición según la primera acepción del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua es:

1. f. Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbre, etc., hecha de generación en generación.La Cuaresma y la Semana Santa están compuestas de muchos ingredientes que van dando gusto, de una manera única, a cada uno de los días que la componen. Ese sabor que paladeamos hoy, nos traslada al ayer y, he de decir que, conforme pasan los años en nuestras vidas más al pasado regresamos, más valor damos a lo que hoy vivimos porque eso nos permite, por un momento, acariciar con ternura esos tesoros que duermen en nuestra mente y que rompen su letargo una vez al año, ya es momento de sentir como están desperezándose de nuevo.

El olor a la raspadura de limón en el aceite que inunda toda la casa, la canela mezclada con el azúcar y la masa… ¡ay! esa masa que reposa bajo un paño de cocina con la señal de la cruz. Símbolo que se marca con el canto de una mano mientras se rezan estas palabras “crece masa lo que Cristo Jesús creció en su gracia y tarda en crecer lo que Cristo Jesús tardo en nacer”.Mi hermana y yo, de niñas, escuchábamos a mi abuela decirlas acompañada de mi madre, era su momento de aprender lo que generación tras generación iban enseñando madres a hijas. Mientras ellas afanosas en la lumbre, nosotras, inocentes niñas pequeñas, jugando con un trozo de masa, ajenas a que algún día esas palabras que escuchábamos de fondo serían las que hoy pronunciamos junto a mi madre mientras marcamos la Cruz del Señor en nuestra masa. Eso también es rezar y eso también es Cuaresma y Semana Santa.

Crece masa lo que Cristo creció en su gracia; y tarda en crecer lo que Cristo tardó en nacer

Semana Santa y Cuaresma es también sacar del recetario de Ana la hoja ya amarillenta y con manchas de aceite de la receta de la Tita Lola porque lamentablemente, Luisa no tuvo vida para enseñar el punto de la masa de esos “gusanillos”, dulce jiennense que mi padre de niño comía en su Jaén natal durante los días Santos. Difícil fue encontrar la medida perfecta porque todo se deshacía al tocar el aceite, algo faltaba y seguramente fueran las palabras que acompañaban a esos ratos de cocina y es que como en la fe, si no tienes las proporciones en su justa medida, puede desaparecer lo realizado en un segundo. Relee tu receta y asegúrate de haber realizado la masa como indican los pasos y si no, recuerda lo que tus abuelos te decían, que ellos bien sabían por su experiencia como hacer bien los “gusanillos” y roscos.

Los olores, los sabores, las letras manuscritas, las conversaciones sin aparente importancia nos hacen revivir aquellas emociones que esas Semanas Santas nos producían, por lo que este año no sólo vamos a experimentar lo que el 2024 nos traiga consigo sino que también seremos capaces de vivir aquellas más lejanas en el tiempo. Algún día seremos esos abuelos que dejarán un trozo de masa a sus nietos para que entre sus manos jueguen a moldear lo que un día será una realidad.

Azuquita, Canela y Clavo…

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios