Bajo Palio

La población se duplica en un siglo, pero en el interior sólo mengua

  • Ya sólo un 24% de los almerienses hacen su vida en los pueblos alejados de la zona costera

En el año 1900, la capital almeriense contaba con 47.202 habitantes, una cuarta parte de los que suma en la actualidad. Hace justo 113 años, la provincia contaba con 366.000 habitantes, la mitad que en la actualidad. De esos, 1983.000 vivían en el interior de la provincia, ahora lo hacen 170.000 a pesar de que la población se ha duplicado. Las zonas rurales daban cabida hace un siglo al 51%, ahora, apenas albergan un 24%, el resto vive en las zonas costeras. La agricultura era el motor y ahora, hasta esta se ha desplazado a la costa para ser trabajada de forma intensiva. Es flujo de población hasta la costa es un hecho que se da a nivel nacional y a nivel mundial, los pueblos cuentan cada vez con menos habitantes y, consecuentemente, con menos recursos.

Hasta 17 pueblos de los 102 con los que cuenta la provincia tienen una población inferior a los 300 habitantes: Alcudia de Monteagud, Alicún, Almócita, Alsodux, Bayárcal, Bayarque, Beires, Benitagla, Castro de Filabres, Benizalón, Bentarique, Cóbdar, Laroya, Olula de Castro, Santa Cruz de Marchena, Suflí y Turrillas. El problema es que la mayoría de estos están perdiendo población en las últimas fechas junto a otros que, también con escasa población, no consiguen aumentar su patrimonio humano, caso de Las Tres Villas, Abla, Abrucena, Bacares, Gérgal, Huécija, Rioja, Nacimiento u Ohanes, todo ellos en comarcas de interior.

Todos estos pueblos están abocados a un fin, su desaparición, así que para evitarlo sus dirigentes se esmeran en crear mecanismos que consigan el efecto contrario, tales como empleo para jóvenes, el turismo rural, las Viviendas de Protección Oficial o instalaciones adecuadas para que los que un día se marcharon, regresen.

Antaño, localidades como Bacares, que daba hospedaje y trabajo a sus jóvenes y personas d pueblos vecinos gracias a la minería y la agricultura, se dirigen hacia un destino cuanto menos pesaroso. La localidad, que hace 100 años poseía 2.156 habitantes, hoy sólo cuenta con 247. Un halo de esperanza se abrió con la implantación de una residencia de ancianos, que ha atraído a jóvenes que antes había emigrado a Almería. Lo mismo sucede en otras poblaciones. Es el caso de Abla. Un centro similar está creando empleo, pero ni sus continuos esfuerzos para ganar vida le han permitido recuperar los 1.000 habitantes perdidos en los últimos 50 años. El caso más llamativo de pérdida de población es el de Cuevas del Almanzora. A finales del siglo XVIII contaba con más de 26.000 habitantes. Llegó hasta los 6.000 y ahora ha ascendido hasta los 12.000.

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