La Guardia Civil retiró del mercado negro 3.050 armas de fuego y 335.000 cartuchos metálicos desde 2015, cuando puso en marcha un plan integral para controlar ese tráfico ilícito, que hasta ahora se ha saldado con 295 detenidos en 28 operaciones.
Son datos que el instituto armado ofreció ayer para dar detalles de la última operación, el mayor golpe de los últimos años, asestado a finales de noviembre por el Servicio de Información en las comunidades de Asturias, Cantabria y Madrid, con cuatro detenidos –tres de ellos en la cárcel ya–, 322 armas y 50.000 cartuchos intervenidos y 11 registros.
De las armas, 275 son cortas –pistolas y revólveres–, 34 rifles y escopetas, 12 de guerra (7 subfusiles, 4 ametralladoras y 1 fusil de asalto), 1 bolígrafo-pistola y 1 bastón-escopeta, estas dos últimas armas prohibidas. Muchas de ellas, según los responsables de la operación Golalde, podrían tener como destino las organizaciones criminales que operan en la Costa del Sol y el Campo de Gibraltar, delincuentes habituales e, incluso, células yihadistas y lobos solitarios.
Sobre la última operación, dirigida por el Juzgado Número 5 de Gijón, los investigadores relataron que los detenidos traficaban con armas de fuego de distintas procedencias –españolas, israelíes, rusas o estadounidenses– e, incluso, aprovechaban algunas inutilizadas para ponerlas de nuevo en funcionamiento. Fue a primeros de año cuando comenzó la investigación al detectar en internet a un falso coleccionista que vendía armas de fuego a precio muy superior al mercado, lo que llamó la atención de los agentes.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios