Hablar de la provincia de Cádiz desde un punto de vista turístico es hablar de un destino atractivo los 12 meses del año. Nuestra provincia goza de una media anual de casi 18 grados, y las mínimas en los meses más fríos del año se sitúan alrededor de los 10. El buen clima de Cádiz se ve reforzado con el hecho de que en verano suele registrar las temperaturas más bajas de Andalucía, lo que nos convierte en una zona eminentemente templada. Que también disfruta de 330 días de sol al año.

Sus más de 280 kilómetros de costa, uno de los litorales más extensos de la Península Ibérica, están repartidos en playas del Atlántico y del Mediterráneo. Unidos a sus seis parques naturales convierten a esta provincia en espacio de extraordinario valor ecológico. Porque también es la provincia que, por ejemplo, acoge al Parque de la Sierra de Grazalema, donde destacan los pinsapares -bosques de pinsapos-, una especie de abeto superviviente, cuyo origen se remonta al Cuaternario y en la que la mayoría de los ejemplares han desaparecido.

La sostenibilidad es, de hecho, una de las principales hoja de ruta que guía las actuaciones del Patronato Provincial de Turismo de Cádiz y toda nuestra Diputación. Esta sostenibilidad que no dejamos de tener presente se desglosa en responsabilidad medioambiental; en responsabilidad para contribuir positivamente en las economías locales, con especial atención a los pequeños municipios –con más difícil el acceso a los recursos-; al igual que en desarrollar acciones alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU con el horizonte 2030.

Cádiz, además, es especial en su entorno, por su privilegiada ubicación al sur de Europa, junto al continente africano y con tradicionales vínculos históricos que nos unen a América. Como muestra, los puertos de la provincia fueron testigo del intenso comercio ultramarino, hasta el siglo XVIII. Las huellas de esta relación están plasmadas en la arquitectura gaditana, en sus casas-palacio o torres vigías.

No en vano, en la provincia gaditana se cuentan por docenas sus espacios singulares: lugares con especial belleza o historia, en los que poder realizar actividades significativas, entre otros segmentos para el del turismo MICE (turismo de reuniones, convenciones, incentivos y congresos). En el caso de Cádiz, su legado cultural y arquitectónico incluye enclaves como bodegas, castillos, cortijos, palacios, monasterios, baluartes y un largo etcétera.

Cabo de Trafalgar, en Barbate.

Aquí no hay momento para el aburrimiento. La oferta alcanza a todos los gustos: desde los amantes de la música, con un cartel cada año de más y mejores festivales, a los entusiastas de los museos, pasando por los aficionados a los deportes de distinto tipo, a quienes disfrutan con una actuación flamenca como las tradicionales zambombas navideñas, o por supuesto una gastronomía excepcional que aúna vanguardia y tradición, en la que coexisten varias de las Estrellas Michelin más innovadoras junto a ‘platos de cuchareo’ y guisos autóctonos. La lista podría ser interminable.

Pero si algo hace única y genuina a nuestra tierra es la calidez de sus habitantes. Al carácter de los gaditanos y gaditanas lo identifica su simpatía, su manera de entender la vida, con una alegría que se fija en los pequeños detalles y un talento innato, canalizado en múltiples ocasiones a través de arte. Les esperamos en Cádiz. Estoy convencida de que no se arrepentirán. Y tampoco lo olvidarán.