Málaga CF | UD Almería | La crónica

El Almería gana con oficio en La Rosaleda (0-1)

  • Un nuevo gol de Sekou sirve para sumar los tres puntos, después de una segunda parte en la que faltó fútbol, pero se suplió con la consistencia que aportó Petrovic

Los rojiblancos celebran el gol de Sekou.

Los rojiblancos celebran el gol de Sekou.

El hermanamiento entre aficionados para protestar por la situación del Málaga fue el mejor prolegómeno de un derbi vecinal siempre caliente, que en esta ocasión se convirtió en un partido entre aficiones que se desearon lo mejor después del partido. El problemático proyecto de Al Thani ante el nuevo millonario de la categoría, con Turki Al Sheikh siguiendo a sus muchachos a través de la pequeña pantalla. Cierto es que el Málaga atraviesa una complicada situación por el control financiero, pero el once inicial que presentó podía poner perfectamente en problemas al Almería si no rendía a su nivel habitual.

La salida rojiblanca fue buena. Se hizo con el balón y jugó en el campo del Málaga. El primer susto, eso sí, se lo llevó Fernando, después de una jugada en la que a Maras le faltó contundencia, la defensa se paró al ver que el línier había levantado el banderín, pero el árbitro dejó seguir y, por suerte, Adrián remató fuera desde el punto de penalti. Del posible 1-0 al 0-1. El hijo de Míchel falló, pero Sekou no lo hizo segundos después. Magnífico el delantero canterano, que sumó su tercer tanto, después de una jugada magnífica de Chema, que se ha crecido como titular. El VAR revisó la acción, puesto que Sekou estaba al límite, y dio validez al tanto que celebró la afición rojiblanca dos minutos después de ser anotado.

Tras el gol, el dominio de los de Pedro Emanuel bajó, aunque la presión y la recuperación en zonas peligrosas seguía estando presente. El Málaga adelantó líneas y sin llegar a crear peligro, es cierto que comenzó a tener balón. Los malagueños necesitaban un golpe anímico, pues el gol rojiblanco encrespó más los ánimos en La Rosaleda; era el momento en el que los rojiblancos tenían que contemporizar y evitar que su rival se creciera.

De la Hoz y Gaspar recuperan un balón. De la Hoz y Gaspar recuperan un balón.

De la Hoz y Gaspar recuperan un balón. / Málaga Hoy

Así se desarrollaron los últimos minutos de la primera parte y así pretendía el Almería que fuera la segunda, en busca de encontrar espacios para contragolpear y sentenciar. Sin embargo, el Málaga sabía que sus posibilidades en el partido pasaban por el primer cuarto de hora y encerró a los rojiblancos en el área de Fernando, que vio la amarilla por perder tiempo a los 50 minutos. No habían salido bien los de Emanuel tras la reanudación.

El Almería había perdido el centro del campo, Aguza y Chema ya no tocaban balón. Por bandas, además, el Málaga estaba creando superioridad y a base de centros laterales, se intuía peligro más que realmente se creaba. A Emanuel no le estaba gustando el decorado, su equipo no tocaba el balón y el partido pedía urgentemente algún cambio. Petrovic, para fortalecer la medular y retomar el tempo del choque, entró por Chema. 

Vada, como M'bami en 2009, debutó en La Rosaleda y vio la amarilla en la primera pelota por la que pugnó

La primera contra que montó el Almería tuvo muy buena pinta, con un tres contra dos, pero Sekou y Aguza no gestionaron bien el pase a Corpas, que estaba solo en el segundo palo. En la siguiente, Fernando salvó al Almería con un paradón a remate de cabeza de Lombán. Fantástico el meta murciano, como cada vez que juega. Llovía ya menos para los rojiblancos, Petrovic estaba evitando que el equipo se aculara, y sólo faltaba enganchar la contra definitiva.

Sólo lo corto del resultado hacía temblar a la afición desplazada, los cambios le habían dado la consistencia que necesitaba el Almería para afrontar los últimos minutos, pero cualquier balón colgado iba a generar peligro, puesto que el Málaga dejaba a varios jugadores descolgados. Cinco minutos de descuento en los que se impuso el oficio que poco a poco van aportando los fichajes que van entrando. Tres puntos de prestigio y sobre todo, de oficio cuando el rival más apretaba.

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