Aún con el recuerdo latente de la épica batalla para salvar al reino de Hyrule de las garras de Ganon, Nintendo y Koei Tecmo asestan un golpe maestro a nuestros sentimientos para devolvernos de nuevo a esos parajes, pero esta vez un siglo antes de lo vivido en Zelda Breath of the Wild (BOTW), justo en el momento en el que nuestro querido Link se prepara junto con el resto de héroes para hacer frente a otro ataque de Ganon y sus ingentes y violentas huestes.
Y desde ese preciso momento en el que iniciamos la partida en Hyrule Warriors La era del cataclismo en Nintendo Switch viviremos un extraño (y reconfortante) déjà vu porque volveremos a recorrer los escenarios que disfrutamos hace tres años con el lanzamiento de BOTW y a reencontrarnos con viejos amigos, ahora mucho más jóvenes, en un cóctel cargado de nostalgia para los amantes de la saga que, así de primeras, convierte a este título en una extensión del primero perfectamente ensamblada.
La gran novedad radica en que esta ocasión podremos controlar además de a Link, a Zelda y al resto de héroes que conocimos en BOTW con un gran número de poderes y todo ello en una fórmula de juego diametralmente opuesta a la propuesta por BOTW ya que en esta ocasión nos encontramos con musou en el que tendremos que enfrentarnos a cientos de enemigos a la vez en pantalla mientras nos vamos moviéndonos por los diversos campos de batalla para cumplir objetivos y misiones con los que alzarnos con la victoria final.
De esta forma, este spin off de BOTW, desplaza casi todo el peso a la acción directa y frenética pero no por ello abandona su lado más narrativo ya que ofrece preciosistas y mágicas secuencias de vídeo donde se va desvelando poco a poco la trama de esta aventura y que nos permitirán descubrir mucho más de todos esos héroes y aliados que conocimos en BOTW y que pasaron casi de puntillas.
Para ello, el juego utiliza un motor similar al de su secuela y reconfigura parte de los controles para enfocarlos a los ataques ligeros y pesados y los combos así como las diferentes habilidades que podíamos utilizar con Link que ahora se multiplican al contar con un mayor número de personajes controlables.
El juego tiene, como es marca de la casa, un acabado visual digno de elogiar pero en esta ocasión tiene un importante problema que lastra bastantes enteros al producto: la caída del framerate. Al haber tantos enemigos en pantalla, la Switch se resiente y en muchas ocasiones el juego rinde a 15-20 imágenes por segundo lo que provoca interrupciones molestas que pueden dinamitar la experiencia.
Por suerte, son las menos (pero ahí están), y no consiguen empañar esta experiencia digital que supone todo un soplo de aire fresco por las divertidas mecánicas que introduce (dar mamporrazos a diestro y siniestro y los grandes jefes son una bendita locura) y que se compatibilizan con la gestión de nuestro personaje y sus lado más rolero mejorando su equipamiento (por fin no se rompen las armas) para avanzar en un mundo abierto pero mucho más lineal que en BOTW y en el que el farmeo y el looteo están también a la orden del día.
Si a eso se le suma una banda sonora contundente y épica y un doblaje sobresaliente, el resultado final es obvio y predecible: es un juego recomendadísimo si disfrutaste de BOTW porque amplía la historia de todo lo acontecido en aquel y desvela un gran número de incógnitas que se habían quedado en el tintero y que hasta ahora no entendíamos. Hyrule te necesita, héroe. Ya estás tardando en salir en su ayuda.
Hemos podido analizar Hyrule Warriors: La era del cataclismo gracias a una clave digital que nos ha enviado Nintendo España.
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