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María Isabel Orland llega con ganas e ilusión al Teléfono de la Esperanza

  • La nueva presidenta de esta institución, que se encuentra en la calle Francia, al lado del Museo del Cine, quiere acercar el Teléfono a los jóvenes y captar más socios económicos

La almeriense María Isabel Orland Gómez es la nueva presidenta del Teléfono de la Esperanza en Almería. Maestra durante casi 40 años, Orland es una mujer que siempre ha sido muy emprendedora, de hecho, tuvo una tienda de complementos porque la moda siempre le ha encantado.

Los últimos años como docente los alternó Orland con ese establecimiento. En el año 2015 deja la tienda y un año después conoce el Teléfono de la Esperanza. “Por circunstancias, un familiar mío, voluntario del Teléfono, me animó a venir ya que me encontraba un poco baja de moral y comencé practicando yoga”.

“Me hablaron de unos cursos de crecimiento personal y eso marcó un antes y un después en mi vida, porque aprendí muchísimo, aunque muchas veces pensamos que lo sabemos todo”, confiesa Orland. “Me ha gustado colaborar con el Teléfono de la Esperanza en temas de difusión, participando activamente en muchas de las actividades que siempre ha realizado” recuerda la nueva presidenta.

“En octubre pasado en Aguadulce, me sugirieron que había elecciones y que me presentara a presidenta. “Yo nunca en mi vida he sido jefa de nada, siempre he sido un peón, nunca tuve cargo y ahora estoy aquí repleta de ilusiones. Mi marido me dio ánimo y mis hijas también me dieron su apoyo. Ahora me encuentro aquí con mucho entusiasmo y con muchas ganas de trabajar por el Teléfono de la Esperanza”, comenta.

Vinculada al Teléfono de la Esperanza desde hace tres años, María Isabel Orland tiene muy claro los objetivos que se ha marcado en este mandato que durara cuatro años. “Estoy tratando de entusiasmar a muchos voluntarios para que vengan a colaborar y echar una mano”.

Entre las líneas de actuación que se ha marcado Orland, apunta que “uno de los objetivos fundamentales es abrir el Teléfono a los jóvenes, porque queremos gente joven con empeño y energía. Pese a la labor importante que hacemos la gente de Almería no conoce bien lo que ofrece el Teléfono. La atención telefónica a personas con crisis emocional es el pilar básico, pero hacemos otras muchas más cosas”.

“Este espacio de participación que tiene el Teléfono en la sociedad es enorme. Tenemos actividades de formación, talleres de autoestima, talleres de inteligencia emocional, de control de estrés y ansiedad y resolución de conflictos, entre otras cosas. También hay servicios de ayuda para temas específicos, problemas que por desgracia están a la orden del día, desde el acoso escolar hasta perdidas de familiares, pasando por problemas puntuales que son atendidos por psicólogos en la sede del Teléfono de forma gratuita y anónima”, sostiene María Isabel Orland.

“Los jóvenes creo que son los que más pueden estar interesados en este proyecto, son los que más lo necesitan, porque hoy con las redes sociales y eso de vivir pegado a un teléfono móvil, pues parece que estamos más conectados que nunca con la sociedad, pero en realidad estamos más solos que nunca. Hemos puesto un teléfono, una tablet, un ordenador en medio de nuestra vida, y en cambio hemos perdido la capacidad de hablar entre nosotros, de escuchar a los demás y escucharnos a nosotros mismos. El Teléfono no solo te ayuda a superar los momentos difíciles sino que te enseña a escucharte y a conocerte a ti mismo”, asegura Orland.

El Teléfono de la Esperanza tiene dos pilares fundamentales. Por un lado, los voluntarios que son las personas que hacen cursos, y que tienen un tiempo dedicado tanto a coger el teléfono como a otras actividades (charlas, arreglo de jardines, etc.) y por otro lado, los socios económicos, “ya que aunque tenemos administraciones que nos ayudan, se quedan cortas, puesto que las actividades en su mayoría son gratuitas. Necesitamos más ayuda de todos”.

“Queremos llegar a muchas más personas. La captación de voluntarios es fundamental y en la captación de socios económicos me voy a meter de lleno, porque son muy necesarios”, apunta Orland que sostiene que “he aceptado este reto con mucho entusiasmo, aunque sé que es una tarea difícil. Estoy tocando a muchas puertas de amigos y conocidos y veo que la sociedad no tiene gana de implicarse, porque estamos en nuestra zona de confort. Me enorgullece saber que me siento apoyada y querida por esta gran familia que formamos el Teléfono de la Esperanza”, concluye.

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